NAVEGANDO EN PATÍN A VELA

Sin orza ni timón, la navegación más deportiva

Ricard Pedreira

COORDINADOR

Gerard Esteva

Ana Pujol, Ramón Huertas, Joost Depoorter,
Joan Comajuncosa, Jaume Llobet y Manuel Pedreira

Ilustraciones de

Manuel Pedreira

Director de colección Náutica y Vela: Jordi Renom Pinsach

Coordinador: Ricard Pedreira

Ilustraciones: Manuel Pedreira

Diseño cubierta: David Carretero

©  2007, Ricard Pedreira

Gerard Esteva, Ana Pujol

Ramón Huertas, Joost Depoorter

Joan Comajuncosa, Jaume Llobet

Manuel Pedreira

Editorial Paidotribo

http://www.paidotribo.com

E-mail: paidotribo@paidotribo.com

Primera edición:

ISBN: 978-84-8019-935-3

ISBN EPUB: 978-84-9910-885-8

Fotocomposición: Editor Service, S.L.

Diagonal, 299 – 08013 Barcelona

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO
QUÉ ES EL PATÍN A VELA, por Gerard Esteva

El patín júnior

Construcción artesanal

La ADIPAV

Los patInaires y sus clubes

CAPÍTULO 2
APRENDIENDO A NAVEGAR EN PATÍN, por Ricard Pedreira

En la playa

Montar el palo

La escota

Montaje de la vela

Arrugas

Maniobras

Cambio de dirección

Virada por proa o por avante

Navegar de través

Navegando al largo

Deteniendo el patín

Navegar de popa

Virada por popa o trasluchada

Ciñendo otra vez

Seguridad

De dónde viene el viento

Aparejando

¡Al agua!

Navegando a barlovento

Virada por proa o por avante, a dúo

Virada por popa o trasluchada, a dúo.

Levantar un patín medio volcado

Patín en «chocolatera» o quillas al sol

Remolque en el agua

Vuelta a la playa

Navegando solo

Viradas sucesivas

Volcando solo

CAPÍTULO 3
Y DESPUÉS LA REGATA: ESTRATEGIA Y TÁCTICA, por Ana Pujol

La salida

La ceñida

Aproximación a la baliza

Montar la baliza de barlovento

Maniobras después de haber montado la baliza

El largo

Aproximación a la baliza de trasluchar

La popa

Aproximación a la baliza de sotavento

La llegada

Últimas consideraciones

Preparación del barco y del equipo

Reconocimiento del terreno

Moral del navegante

Entrenamiento

CAPÍTULO 4
LA CONSTRUCCIÓN DE MADERA, por Ramón Huertas

La construcción del patín a vela

La madera

El molde

Los flotadores

Montaje del flotador

Cubierta

La vaca

Preparando la fase de pintura

El peso es importante

Las bancadas

Desagües de proa o tapones.

El palo y la jarcia

La barra de escota

El montaje del patín

Barnizado

Taller de construcción

CAPÍTULO 5
LA VELA DEL PATÍN, por Joost Depoorter

Teoría de la vela

Construcción de una vela.

Trimado de las velas.

Herramientas para visualizar las velas y su trimado

Herramientas para trimar la vela

Trimado de las velas en ceñida

Viento flojo

Viento medio y mar plana.

Viento medio y mar formada

Viento fuerte

Trimado de las velas en través

Trimado de las velas en largos y empopadas

En general.

Tejidos, cortes.

Acabados de los tejidos

¿Qué tejido usar?

Consejos para el mantenimiento y cuidado de las velas

Plegar y guardar las velas

Lavado de las velas

Reparaciones

CAPÍTULO 6
UN POCO DE HISTORIA, por Joan Comajuncosa

La singular historia del patín a vela

El patín y la vela

El patín a vela y las regatas

La creación del monotipo

Patín en serie. Evolucion del monotipo

Patín a vela, emociones, recuerdos.

1945

Acta de creacion de la ADIPAV: 1951

Salidas de playa

Salidas de flota, en el mar

D. Carlos Pena Cardenal

Los secretos del patín

Guido Depoorter. Patrón y fecundo apóstol del patín a vela

Promociones y difusión

El monumento al patín a vela

1951-1990. Ligeras correcciones de construcción

Los planos definitivos del patín

El nacimiento del patín júnior

El abandono de la madera en la vela ligera

El patín de 1976 a nuestros días

Patín de fibra, nuevo intento

Admiración, curiosidad, respecto, pero

Antoni Soler, constructor

El patín en Andalucía

El patín catalán, auténticamente español

Clubes con bases de patines a vela en Cataluña

Miembros de Honor

CAPÍTULO 7
REGLAS DE LA CLASE PATÍN A VELA, por Jaume Llobet

Un poco de historia de las reglas

2004: nueva adaptación

Dos normativas

El tiempo

Algunas reglas más

El reglamento de construcción

El mástil

La vela

Los materiales

La seguridad

La publicidad

El constructor

La homologación del fabricante

Algunas conclusiones

CAPÍTULO 8
ESCUELA DE PATÍN, por Manuel Pedreira

¿Por qué una escuela de patín a vela?

Recursos materiales

Recursos humanos.

Metodología de la enseñanza

Logística

Estudio económico-financiero

ANEXO A. Inventario de productos náuticos aplicables al patín a vela

ANEXO B. Inventario de sectores de público potencial

ANEXO C. Centro de navegación

ANEXO D. Elaboracion de un plan anual de actividad

LOS AUTORES

AGRADECIMIENTOS

Introducción

Este libro nació de un encargo y del amor de unos patinistas por su embarcación.

La editorial Paidotribo tuvo la sana idea de llevar a cabo este libro. Gracias.

La propuesta ha estado en la mente de muchos navegantes desde el libro clásico de Guido Depoorter, de 1974, el único libro hasta ahora sobre el patín a vela.

Había que escribir un nuevo libro. Diversos intentos, bienintencionados, ha habido para escribir el libro…

¿Podía escribirlo yo solo? Quizás… Imposible. Pensé que debía ser un libro coral. Entre todos. Entre algunos. La clase Patín es una clase de amigos. Hay muchos que saben mucho. Pero escribir… ya es otra cosa.

Llamé a un grupo de especialistas. Los convencí, nos convencimos, uno a uno. Hubo algún abandono que fue sustituido.

Podíamos hacer el libro, pensé. Lo propuse así a la editorial y acogió la idea encantada.

La clase y su asociación, la ADIPAV, también aceptaron la idea encantados. ¡Todos estaban encantados!

AHORA, HABÍA QUE HACERLO: Textos, esquemas, fotos…

Para el público. El más amplio posible. El patín debía ser conocido por sus entusiastas, por los demás navegantes y por el público en general. ¿Por qué no? Es un barco espléndido. Una joya.

Manos a la obra. Y aquí está.

Hecho a ocho manos y con el apoyo de algunas más.

Espero que lo disfrutéis.

Ricard Pedreira

CAPÍTULO 1

Qué es el patín a vela

Gerard Esteva

El patín a vela es la embarcación del Mediterráneo. El patín a vela es una embarcación nacida del ingenio de los navegantes y no solo de técnicos náuticos; esto lo hace maravilloso, ya que es fruto de la imaginación y del saber popular.

Nacido en las aguas de Barcelona, es un catamarán, de más de cinco metros de eslora, con cinco bancadas que unen los dos flotadores en forma de cuchillo.

No tiene timón, ni orza, ni botavara y el mástil es de aluminio.

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Figura 1.1. Patín a vela navegando con viento fresco.

Tiene una superficie vélica de más de 12 m2.

El patín a vela es la embarcación actual de vela de competición más antigua del Mediterráneo. Nacido en los años veinte, fue evolucionando hasta el año 1941, donde una regata entre los distintos prototipos existentes de la época, hecha en la costa del Garraf, en Barcelona, hizo que el modelo de patín que ganara aquella prueba fuese el que se fabricase.

Ganó el prototipo de los hermanos Monje y desde entonces el patín continúa fabricándose con las mismas líneas de agua y diseño.

Los únicos elementos que han evolucionado substancialmente son el palo y la vela; el palo, que era de madera en los años ochenta, pasó a ser de aluminio; las velas, antaño de algodón, ahora de Dacron1, han experimentado su evolución, pero siempre dentro de unas cotas muy limitadas, impuestas por la reglamentación correspondiente.

El éxito de cualquier clase, desde mi punto de vista, es la igualdad de sus embarcaciones. El mérito debe corresponder al navegante, no a la embarcación; por ello la clase patín a vela siempre ha procurado mantener la máxima igualdad en sus materiales.

Velocidad, situaciones extremas, virajes rápidos y contacto con el mar al límite son las sensaciones que transmite a sus navegantes. Es vela en estado puro, es el patín a vela, un barco histórico, apasionante, que requiere un patrón ágil y reflexivo a la vez. Como carece de timón, gobernar esta embarcación se convierte en un juego sencillo e intuitivo.

El patín nació en las playas de Barcelona y Badalona en los años veinte. Primero fueron dos flotadores y un remo; luego a los socios del Club Natación Barcelona se les ocurrió añadir al invento una vela latina. Así nacía el patín a vela, y junto a este catamarán nacía también una nueva manera de disfrutar el mar y la navegación en estado puro.

La embarcación se fue extendiendo por todo el litoral catalán y pronto se empezaron a organizar las primeras competiciones. Hoy, sólo en Cataluña, la flota de patín a vela asciende a las 1.500 unidades, si bien las que participan habitualmente en las regatas son un centenar.

La mayoría de patinaires navegan sin el afán de competir, sólo por el placer de navegar en un barco rápido, emocionante, relativamente barato y fácil de aparejar. La mayoría de los regatistas de esta clase se concentran en Cataluña, pero los que disfrutan de este competitivo invento no hablan sólo la lengua de Ramón Llull.

También hay flota en Andalucía, así como en Valencia y Baleares. Fuera de nuestras fronteras se navega en Bélgica, Holanda, Alemania y Francia. Una vez al año, todos los patinaires se dan cita para competir en la Copa de Europa, que organiza la ADIPAV2, que tiene su sede en Barcelona.

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Figura 1.2. Patín en La Rochelle (Francia).

El patín es un barco ligero, de menos de 100 kg y de gran superficie vélica, con dos cascos de 5,60 metros de eslora, como se ha dicho, unidos por cinco bancadas. No hay botavara, ni orza, pero lo más característico es que carece también de timón; el gobierno y la maniobra de este catamarán es una cuestión de peso.

Desplazar el cuerpo, jugar con el ángulo de la vela y meter pies y manos en el agua son recursos que se utilizan para cambiar de rumbo.

En el patín a vela, el patrón se convierte en parte del barco; para ello se necesita sobre todo agilidad, aunque algunos patinaires tienen más de 70 años.

La afición que ha conseguido esta clase se explica por su simplicidad; aunque depurar la técnica es difícil, empezar a navegar en él es fácil.

Cada fin de semana se ven así decenas de patines en las playas catalanas, patines que pueden navegar en condiciones meteorológicas de todo tipo, con brisas suaves y mar plana o con vientos fuertes y grandes olas, ya que la forma del casco facilita su penetración sin perder la velocidad.

El patín júnior

También los niños navegan en este barco; de hecho hay regatas específicas para el patín júnior. Técnicamente es exacto al sénior aunque tiene dimensiones inferiores: una eslora de 3,98 m, una vela de 6,79 m2 y un peso de 60 kg.

Cuenta con cuatro bancadas y también tiene posibilidad de mover el mástil, con muchas posibilidades de trimado.

Es recomendable para navegantes a partir de 8 años, y aprender a manejarlo no es más difícil que con cualquier otra embarcación infantil.

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Figura 1.3. Patín júnior a todo gas.

Hoy día, en que la vela ligera está siendo relegada a los puertos deportivos, el júnior tiene la ventaja de ser una embarcación de playa, ámbito mucho más natural y sano para los chicos y chicas que apuestan por esta clase. Además, al ser un catamarán y no tener ni orza ni timón, está a salvo de complicaciones y roturas al entrar y salir a la mar.

Navegar con él es divertido, sencillo y muy seguro. Al mismo tiempo es rápido y dinámico.

También es un excelente medio para iniciarse en la competición. Debido a sus características técnicas, enseña a los jóvenes patrones a ser más intuitivos, y al no tener timón, estos desarrollan la habilidad de dirigir el barco mediante el juego del peso del cuerpo.

La clase júnior está reconocida por la Federación Española de Vela y en este momento cuenta con regatistas de entre 9 y 17 años, que sin duda serán los futuros campeones de la disciplina sénior.

Existe un amplio calendario de regatas, que incluye un Campeonato de Cataluña y, desde el año 2006, un Campeonato de España.

Los patines nacieron como pasatiempos. En las playas de la Barceloneta, en Barcelona, no había ni normas, ni reglamento, pero ya en los años cuarenta fue homologado y reconocido por la RFEV (Real Federación Española de Vela) como embarcación de serie; de esta forma el patín catalán puede enorgullecerse de ser la clase más antigua de vela de España.

Construcción artesanal

A pesar de que se han fabricado en fibra de vidrio, los patines a vela mantienen su construcción artesanal, con maderas nobles y preciosas; construir un patín nuevo es un proceso lento y laborioso, pero conservar la madera en la construcción permite evitar la guerra de materiales que ha llevado a otras clases de vela ligera prácticamente a su desaparición. Navegar en patín aún resulta relativamente económico; un patín completo nuevo cuesta unos 6.000 euros del año 2006; además su vida es larga, hasta 30 años o más, por ello el mercado de segunda mano es también importante. Las elegantes formas del patín, las maderas nobles del casco y su peculiar forma de gobierno constituyen todo un espectáculo digno de ser visto.

Los campeonatos reúnen a decenas de estos catamaranes tanto en nuestro país como en el extranjero, donde son especialmente admirados los barcos de madera y más aún si están deportivamente en activo.

Durante todo el año se organizan regatas. El patín es un barco que navega todo el año, especialmente en Cataluña, pero también en Andalucía y Valencia.

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Figura 1.4. Salida de regata.

Decenas y decenas de regatistas de todas las edades se han «enganchado» a una clase en la que las sensaciones de la vela se sienten en estado puro.

La ADIPAV

La Asociación Deportiva Internacional de Propietarios de Patines a Vela es la institución que reúne y representa a todos los patinaires del mundo.

Tiene más de 3.000 patines censados, muchos de ellos federados oficialmente y repartidos por más de 6 comunidades.

Actualmente, en 2006, tiene su sede en Barcelona, cuna del patín, en la Casa del Mar, donde desarrolla toda la actividad organizativa.

La ADIPAV es la encargada, entre otros muchos cometidos, de promocionar el patín; principalmente actúa en el ámbito europeo, pero también se han hecho promociones en otros lugares del mundo, llegando hasta Nueva Zelanda, para mostrar esta fantástica embarcación en ese país pionero y de referencia en el mundo de la vela internacional.

La Asociación tiene la función de reglamentar la parte técnica de la embarcación, así como fijar las normas de clase y las particularidades normativas de la competición.

La ADIPAV tiene su propio comité para interpretar y presentar las modificaciones que cree oportunas respeto a su reglamento.

En el patín a vela, deciden los mismos que navegan, es decir, los patinaires; cualquier modificación del reglamento debe pasar a votación y aprobarse por mayoría absoluta de los presentes.

La ADIPAV está dirigida por una junta directiva formada por representantes de las distintas flotas existentes en el mundo.

Se elige el presidente y éste elige su junta formada por un tesorero, un secretario y los vocales que son representantes de las flotas.

Como la ADIPAV goza de un presupuesto limitado, tiene firmados convenios con diversas instituciones, con el fin de poder desarrollar su labor.

Entre otros, el convenio con el Museo Marítimo de Barcelona (MMB) permite que el Santa Eulalia, una embarcación clásica de 46 metros de eslora, acompañe a la flota en algunas regatas, con el fin de poder llevar invitados para ver la regata de cerca y convertirse así, por unos días, en el buque insignia de la clase.

La historia del patín tiene casi 100 años; las peripecias que han ocurrido y la cantidad de personas que han pasado por él permiten que las vivencias que se puedan contar sean infinitas.

Abuelos, padres, hijos y nietos forman más de cuatro generaciones vinculadas al patín a vela.

El MMB, con la colaboración de la ADIPAV, organiza una exposición sobre el patín y su historia, con una extensión total de más de 500 m2.

El convenio firmado con la Fira Internacional de Barcelona permite ocupar cada año gratuitamente un stand para exponer nuestra embarcación y convertirse así en un escaparate internacional, para dar a conocer el patín a vela a todo el mundo.

Convenios firmados con las universidades permiten hacer promociones en las mismas y poder disponer de alumnos en prácticas, para llevar a cabo tareas administrativas, de protocolo y otras, ya utilizados en algunos actos de la ADIPAV.

La junta de la ADIPAV está compuesta por jóvenes y por gente experimentada, que dan una perspectiva propia a la organización y los proyectos. Fija sus objetivos en promocionar la clase básicamente; el impulso de la Copa de Europa, implantada hace pocos años, es uno de los logros importantes, que sirve para reunir la flota europea, medir el nivel y conquistar otras playas y territorios para instaurar el patín.

Hay otras actividades de promoción más lúdicas, como por ejemplo las travesías, donde se reúnen los patines y se navega por costas desconocidas.

La travesía por la isla de Menorca, una semana dando la vuelta a la isla, con el apoyo del buque Santa Eulalia anteriormente citado, es un buen y espectacular ejemplo. Este tipo de actividades, además del atractivo de participar en ellas, atraen a los medios de comunicación y permiten dar repercusión al evento y dar a conocer más nuestra embarcación al público en general.

La Escuela de Vela de la ADIPAV es otro proyecto en marcha que presta servicio a aquellos clubes que quieren hacer cursos de patín, pero que no disponen de los medios técnicos y humanos suficientes. Es la forma de alimentar la clase en cuanto a nuevos aficionados y nuevos miembros activos.

La ADIPAV es una de las instituciones náuticas más antiguas del Estado español. Fue fundada en los años cuarenta por Carles Pena, un navegante de patín, que fue más de 40 años secretario del Club Náutico de Barcelona. Esto muestra una vez más la solera de la embarcación.

El patín tiene mucho arraigo en la cultura popular; en pueblos y ciudades de toda la geografía catalana es conocido el patín catalán.

El patín a vela es una de las pocas embarcaciones que tiene un monumento dedicado. En la ciudad de Barcelona una escultura de más de 4 metros da la bienvenida a los marineros en el puerto.

El Ayuntamiento de Barcelona ha declarado el patín a vela como embarcación genuina de la ciudad, y dentro de sus presentes protocolarios, una reproducción a escala de un patín a vela en plata muestra hasta qué punto nuestra embarcación está vinculada con el territorio que la vio nacer.

El patín a vela tiene como distintivo un pez espada que identifica a todos aquellos que navegan en patín.

Todos los patines llevan en la vela el logotipo indicado, y la clase distingue a sus navegantes y personajes más emblemáticos con esta insignia en plata y oro.

Su simbología es una mezcla de pez espada y delfín; es la velocidad, la integración absoluta en el mar y el dinamismo, características supremas del patín a vela.

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Figura 1.5. El emblema distintivo de la clase Patín.

Los patinaires y sus clubes

La gente que navega en patín a vela es un grupo con un potencial humano muy grande; entre ellos hay gente de todo tipo y condición, hecho que hace más especial la clase, por ser crisol de opiniones y de culturas.

Aun siendo una embarcación muy ágil, el patín permite navegar en él a jóvenes de 15 años y a personas de edad avanzada, «de 7 a 77 años», se dice en la clase. Y es así, desde los niños con el patín júnior, pasando por los jóvenes, los mayores y los veteranos. Es una de las pocas clases que permiten navegar toda la vida.

Los clubes que agrupan los patinaires son en su mayoría clubes de playa, en los cuales lo importante no es la vida social típica, sino disfrutar del mar y la playa de una forma deportiva y dinámica.

Aunque muchos clubes son de verano, cada vez más se está imponiendo el navegar en invierno; por ejemplo, hay clubes como el Natación Barcelona en los que hace más de 40 años que se navega todo el año en regatas cada martes, jueves y domingos. Otros le han seguido los pasos, como el Club Náutico de El Masnou o el de Sitges, que también tienen regatas entre semana, por citar algunos ejemplos.

El hecho de poder navegar entre semana, todo el año, es maravilloso; poca gente puede disfrutar del deporte náutico entre semana.

Después de la regata, todos los participantes que disponen de tiempo se reúnen a comer y discutir la regata y las mil historias que han ocurrido en ella.

Las relaciones de amistad que se establecen en la flota son realmente admirables; personas de procedencia diversa se agrupan para compartir su afición: la de navegar en patín a vela.

Gracias a los patines a vela y su larga historia, existen hoy en día clubes náuticos de playa en primera línea de mar, cosa impensable en algunos lugares. Pero como el patín es una embarcación de playa, los módulos iniciales que al principio servían sólo para cambiarse y guardar los mínimos pertrechos poco a poco se han ido haciendo más grandes hasta convertirse, en determinados casos, en clubes náuticos. Por este hecho, algunos están situados en los mejores puntos de los pueblos o las ciudades. Por ejemplo, en Sitges (provincia de Barcelona), en un lugar privilegiado, pintado por cientos de pintores, justo debajo de la iglesia y en el centro del pueblo, se levanta el club náutico, que está formado por patines a vela, en su mayoría.

Los patinaires son una gente excepcional. Cuando empecé a navegar en patín, con 16 años, tenía por compañeros a «jóvenes» de 40, 50 y 60 años, como si fueran mis compañeros de colegio. Existe una gran fraternidad entre los navegantes y esto hace a esta clase muy particular.

Las grandes regatas son un encuentro de decenas de embarcaciones, a veces más de un centenar. Los clubes que las celebran muestran generalmente una excelente organización, acorde con la magnitud e importancia de estos eventos.

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Figura 1.6. Salida de una regata de campeonato en Andalucía.

En estos últimos años hemos observado un cambio substancial en los navegantes de patín. El típico patinaire de antaño, con su vestimenta de trotamundos del mar, ha dejado paso al navegante deportista, que navega invierno y verano, en un mundo donde el deporte es una manera de mantenerse en forma, una pasión y un estilo de vida.

La clase Patín a vela es una clase abierta y con proyección de nivel internacional.

Yo invito a todo aquel que no conozca el fabuloso mundo del patín a que, aparte de leer este libro, se asome a los clubes náuticos de patín, pregunte y pruebe el patín a vela, ese barco maravilloso.

1Nombre comercial dado por DuPont a la fibra de poliéster.

2Asociación Deportiva Internacional de Propietarios de Patines a Vela.

CAPÍTULO 2

Aprendiendo a navegar en patín

Ricard Pedreira

En la playa

– Aquí tienes un patín – dice Ricardo a Manuel, su joven alumno.

– Qué grande…

– Mide más de 5 metros. Casi como una casa de dos pisos.

– ¿Y es de madera?

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Figura 2.1. Patín sin vela.

– Sí, hoy la mayoría de patines son de madera, pero se fabrican también en plástico.

– ¿Y cómo se llaman estas piezas?

– Estas dos piezas que van de punta a punta se llaman flotadores.

– ¿Están vacíos?

– Sí. Tienen unos refuerzos por dentro, pero están vacíos para que flote.

– ¿Y estos tapones de la punta de delante?

– Estos tapones sirven para vaciarlos, si se llenaran de agua, por una grieta o un agujero.

– ¿Y los flotadores van unidos por estos cinco…?

– Bancadas, se llaman bancadas.

– Se ven fuertes.

– Son las que dan rigidez a la estructura. Están compuestas por capas de distintas maderas.

– Detrás hay una barra de metal brillante y una polea…

– Exactamente, la barra de escota.

– ¿Escota?

– Escota es la «cuerda» (en un barco hay muchas «cuerdas» y cabos). Todas tienen un nombre propio…

– ¿Para qué sirve?

– Para tensar, cazar la vela.

– Veo que lleva un palo de aluminio…

– Es el palo que servirá para subir la vela.

– Es muy largo…

– Exactamente, 6 metros y 80 centímetros.

– ¿Y cómo se monta?

Manuel y Ricardo se acercan al patín.

Montar el palo

– Vamos a montar el palo.

– ¿Se puede montar sin ayuda, una persona sola?

– Vamos a verlo. Primero hay que soltar todos los obenques…

– ¿Obenques?

– Son los cables que sujetarán el palo para mantenerlo erguido.

– Hay muchos…

– Hay tres pares: los de proa, los medios y los de atrás.

– Bien, vamos allá.

– Primero, con el palo todavía echado, hay que sujetar los obenques de delante a sus posiciones de enganche en la punta de los flotadores.

– Bien.

– Después hay que alzar el palo y colocar la cazoleta (o coz) de su base en esta bola o punto de sostén de metal, colocado en la primera bancada.

– Y se puede montar ya…

– El palo se mantiene erguido, apoyado hacia atrás, y así se pueden sujetar los demás obenques a sus enganches del medio (regletas) y de atrás.

– ¿Y ahora?

– Está preparado para recibir la vela y navegar.

– Si que es fácil…

– Y rápido. Es el barco más rápido de montar que conozco. Y he montado muchos.

La escota

– Primero la vela sobre el patín, con su grillete a la vista.

– ¿Grillete?

– Este pequeño aro de metal alargado, con su perno roscado. Ahora la escota.

– ¡Ah! – dice Manuel, admirado.

Ricardo desenrolla una flamante y gruesa escota roja y se la entrega a Manuel.

– ¿Yo… qué hago?

– Deja la punta que tiene una gaza, un ojal para entendernos, en la segunda bancada.

– ¡Hecho!

– Dirígete a la polea de atrás, en la barra de escota, y pasa la escota.

– ¡Claro!

– Ahora ve hasta la polea de la segunda bancada del patín y…

– ¡La paso!

– Que la polea suene cric-cric, al tirar.

– ¡Ya!

– Ahora un nudo.

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Figura 2.2. Nudos de ocho, as de guía, cote y grillete.

– ¿Especial?

– Sí. Un nudo de ocho.

Montaje de la vela

– Vamos con la vela.

– Nueva.

– Para un patín nuevo…

– Proa al viento…

– Primero hay que envergar el puño de pena.

– Empezamos con nombres técnicos…

– Perdona.

– Envergar, pasar la vela por el carril del palo, esta ranura…

– Ya… y el puño de…

– Mira la parte más puntiaguda de la vela, con…

– Sí.

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Figura 2.3. Puño de pena con la driza atada (nudo ballestrinque).

– … se llama puño de pena. Recibirá la driza para subir la vela por el palo.

– ¿Y la driza es…?

– … esta «cuerda» fina que sube hasta la punta del palo y mediante una polea permite subir la vela.

– Ya…

– Primero pasamos la vela por el carril del palo y atamos la driza…

– Hecho. Veo que has hecho otro nudo especial…

– Veo que te fijas. Uno de los que va mejor es el ballestrinque. Dos vueltas y… así.

– Luego practicamos…

– Es otro de los nudos que se utilizan en el patín… Luego veremos los demás.

– Tiramos de la driza, acompañando la vela y ésta va subiendo por el palo.

– Antes de subir más, es mejor sujetar ya la escota a su puño correspondiente, puño de escota. Es el de atrás, para entendernos. Lo sujetamos con su grillete. Así, cuando el viento haga flamear la vela, ésta ya estará sujeta a la escota.

– Y el grillete es…

– Lo hemos dicho ya… Este pequeño aro de metal que tiene un pasador en la punta.

– ¿Y aquella mordaza pequeña que está en la punta del palo? – dice mirando hacia arriba, tapándose los ojos con la mano por el sol.

– Procura que la driza quede bien sujeta… Si no bajará la vela y…

¿Comprendido?

Arrugas

– Caza la escota y mira la vela.

– Está arrugada…

– ¡Tira del flexor!

– ¿Flexor?

– Sí, el cabo que tira, flexiona, «flexa» el palo hacia delante, por el centro.

– Las arrugas se van, un poco…