Resiliencia

SERIE INTELIGENCIA EMOCIONAL DE HBR

Serie Inteligencia Emocional de HBR

Cómo ser más humano en el entorno profesional

Esta serie sobre inteligencia emocional, extraída de artículos de la Harvard Business Review, presenta textos cuidadosamente seleccionados sobre los aspectos humanos de la vida laboral y profesional. Estas lecturas, estimulantes y prácticas, ayudan a conseguir el bienestar emocional en el trabajo.

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Resiliencia


Otro libro sobre inteligencia emocional de
la Harvard Business Review:
Guía HBR: Inteligencia Emocional

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All rights reserved.

Editorial Reverté, S. A., 2017
Loreto 13-15, Local B. 08029 Barcelona – España
revertemanagement@reverte.com

Edición en papel:
ISBN 978-84-946066-7-0

Edición digital (ePub):
ISBN 978-84-291-9406-7

Digitalización: Reverté-Aguilar, S. L.

© Begoña Merino Gómez, 2017, por la traducción

Colección dirigida por: Ariela Rodríguez / Ramón Reverté
Coordinación editorial: Julio Bueno
Edición digital: Reverté-Aguilar, S.L.
Revisión de textos: Mariló Caballer Gil

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Boston, Massachusetts

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Cómo funciona
la resiliencia

Diane Coutu

Empecé mi carrera de periodista como reportero en la que entonces era una revista nacional. Trabajaba también allí un hombre al que llamaré Claus Schmidt. Tenía algo más de 50 años, y mis ojos, impresionables por aquel entonces, lo veían como un prototipo de periodista: cínico a veces, pero también un curioso insaciable, lleno de vida y a menudo increíblemente divertido, con un humor corrosivo. Escribía un sinfín de artículos y reportajes que se publicaban en primera plana, con una velocidad y una elegancia con las que yo solo podía aspirar a soñar. Siempre me sorprendió que no lo ascendieran a jefe de redacción.

Pero la gente que conocía a Claus mejor que yo no lo veía como a un gran reportero, sino como al superviviente por excelencia: alguien que había resistido en un entorno a menudo hostil al talento. Había pasado por al menos tres cambios importantes en la dirección de la revista; lo que para él supuso perder a la mayoría de sus mejores amigos y compañeros de trabajo. En su casa, dos de sus hijos sufrían enfermedades incurables, y el tercero había muerto en un accidente de tráfico. A pesar de todo, o tal vez precisamente por ello, día tras día se paseaba por la redacción ayudando a los reporteros novatos y comentándoles las novelas que estaba escribiendo, siempre confiado en lo que el futuro le iba a deparar.

¿Por qué algunas personas sufren auténticas adversidades y no se dan por vencidas? Claus Schmidt podría haber reaccionado de forma muy distinta. Todos lo hemos visto en alguna ocasión: una persona que, tras haber sufrido una desgracia, no llega a recuperar su confianza. Otra que, después de un divorcio, se deprime profundamente y se encierra en sí misma durante años. La pregunta que a todos nos gustaría que nos respondieran es ¿por qué? ¿En qué consiste exactamente esa resiliencia que ayuda a la gente a sobrellevar la vida?

La resiliencia es algo que me ha fascinado desde que en el colegio me explicaron la existencia de los supervivientes del Holocausto. Volví sobre el tema en la facultad, y más tarde, durante mis estudios como investigador asociado en la Boston Psychoanalytic Society and Institute. Sin embargo, últimamente lo he abordado con un interés renovado, porque creo que los actuales acontecimientos de terrorismo, guerra y recesión implican que el entender la resiliencia sea más urgente que nunca. He considerado tanto la naturaleza de la resiliencia como qué hace que algunas organizaciones sean más resilientes que otras. ¿Por qué algunas personas y algunas compañías se hunden en los momentos de crisis? ¿Y qué hace que otras solo caigan y vuelvan a levantarse con fuerza? Mis indagaciones me han enseñado mucho sobre la resiliencia, aunque es un tema en el que todavía queda mucho por investigar. Así es, la resiliencia es uno de los grandes misterios de la naturaleza humana, como la creatividad o la inclinación a la espiritualidad. Pero, tras revisar las investigaciones psicológicas realizadas y reflexionar sobre la multitud de historias que he escuchado acerca de este tema, he sido capaz de entender mejor los corazones y las mentes de personas como Claus Schmidt, y al hacerlo también he podido comprender mejor el espíritu humano.

El entusiasmo sobre la resiliencia

La resiliencia es un tema de actualidad en el mundo de los negocios. Recientemente, estaba hablando con el socio sénior de una respetada firma de consultoría sobre cómo conseguir a los mejores MBA (así se denomina, de sus siglas en inglés, a quienes han completado un Máster en Administración y Dirección de Empresas). El socio, llamémosle Daniel Savageau, enumeró una larga lista de cualidades que su compañía buscaba en las nuevas incorporaciones: inteligencia, ambición, integridad, capacidad analítica, y así sucesivamente. «¿Y la resiliencia?», pregunté. «Bueno, es muy popular ahora mismo», dijo. «Es la nueva palabra de moda. Incluso son los propios candidatos quienes nos dicen que son resilientes; ellos nos ofrecen tal información. Pero, francamente, son demasiado jóvenes para saber eso de sí mismos. Solo después de hechos concretos te das cuenta de si tienes resiliencia o no».

«Pero, si pudieras, ¿valorarías la resiliencia de los candidatos?», pregunté. «¿Es importante en el mundo de los negocios?».

Savageau hizo una pausa. Es un hombre de unos cuarenta y tantos años que saborea el éxito personal y profesional. Aunque el camino hacia la cima no le ha resultado fácil. De joven era un francocanadiense pobre que vivía en Woonsocket, en Rhode Island. Perdió a su padre cuando tenía 6 años. Consiguió una beca universitaria para jugar en el equipo de fútbol pero lo expulsaron de la Universidad de Boston dos veces por consumir alcohol. En los siguientes veinte años, su vida dio varios giros: se casó, se divorció, volvió a casarse y crió a sus cinco hijos. En el camino, construyó y perdió dos fortunas antes de ayudar a fundar la firma de consultoría que ahora dirige. «Sí, importa», acabó reconociendo. «De hecho, probablemente sea lo que más importa entre las distintas cualidades que normalmente buscamos en los candidatos». Mientras investigaba para preparar este artículo, he escuchado una y otra vez la misma afirmación. Lo dice Dean Becker, presidente y director ejecutivo de Adaptiv Learning Systems, una compañía con cuatro años de vida ubicada en King of Prussia (Pennsylvania), que desarrolla y distribuye programas para el entrenamiento de la resiliencia: «Más que la educación, la experiencia o la preparación, el nivel de resiliencia de una persona es lo que determina quién triunfa y quién fracasa. Eso es así en la planta de oncología, en las Olimpiadas y en las salas de juntas».

Los estudios pioneros de Norman Garmezy, profesor emérito en la Universidad de Minnesota en Minneapolis, iniciaron la investigación académica sobre la resiliencia hace unos cuarenta años. Después de estudiar por qué muchos hijos de padres esquizofrénicos no sufrían ninguna enfermedad mental a pesar de haberse criado en ese ambiente, Garmezy concluyó que existía cierta forma de resiliencia que desempeñaba una función en la salud mental de las personas mucho más importante de lo que se pensaba.

Hoy en día abundan las teorías sobre la naturaleza de la resiliencia. Maurice Vanderpol, antiguo presidente de la Boston Psychoanalytic Society and Institute, descubrió que muchos de los supervivientes sanos de los campos de concentración durante el Holocausto tenían lo que él llama «un escudo plástico». Este escudo estaba formado por distintos factores; entre otros, el sentido del humor. A menudo, se trataba de un humor negro, pero aun así les ayudó a tener una perspectiva crítica de la situación. Otras características fundamentales que sirvieron de ayuda a aquellos supervivientes fueron la capacidad de formar vínculos con otros y el disponer de un espacio psicológico interior que les protegía de las intrusiones de sus maltratadores. La investigación sobre otros grupos ha descubierto distintas cualidades asociadas a la resiliencia. El Search Institute, una organización no gubernamental de Minneapolis interesada en la resiliencia y la juventud, descubrió que los niños más resilientes tienen una sorprendente habilidad para conseguir que los adultos les ayuden. Hay estudios que muestran que los chicos resilientes de barrios marginales desarrollan talentos y aptitudes, como las deportivas, con los que consiguen atraer ese apoyo.

Muchas de las primeras teorías sobre la resiliencia subrayaban el papel de la genética. Simplemente algunas personas nacen resilientes y otras no, se decía. Por supuesto, hay algo de verdad en eso, pero un buen número de evidencias empíricas (procedentes tanto de niños como de supervivientes de campos de concentración o de negocios que renacen de sus cenizas) sugiere que la resiliencia se puede aprender. Por ejemplo, George Vaillant, director de Study of Adult Development en la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston, observó que dentro de varios grupos estudiados durante un período de sesenta años, algunas personas se volvieron mucho más resilientes durante sus vidas. Otros psicólogos afirman que las personas desafortunadas desarrollan las habilidades asociadas a la resiliencia más fácilmente que aquellos que disfrutan de unas circunstancias ventajosas.

La mayoría de teorías sobre la resiliencia con las que me he encontrado durante mi investigación se basan en el sentido común. Pero también he observado que casi todas ellas coinciden en afirmar que las personas resilientes reúnen tres características: una aceptación obstinada de la realidad, la profunda convicción de que la vida tiene un sentido (una creencia que se sustenta sobre valores muy arraigados) y una habilidad increíble para improvisar. Puedes conseguir recuperarte de un revés con una o dos de estas cualidades, pero solo serás verdaderamente resiliente con las tres. Estas características se consideran también aplicables a las organizaciones resilientes. Veamos cada una de ellas por separado.

Afrontar la realidad

Con frecuencia se cree que la resiliencia es el resultado de tener una naturaleza optimista. Eso es cierto siempre y cuando el optimismo no distorsione tu sentido de la realidad. En situaciones extraordinariamente adversas, ver el mundo a través de unas lentes rosas puede resultar desastroso. El escritor e investigador en temas de gestión Jim Collins me lo dejó muy claro. Él se encontró con este concepto cuando se documentaba para su libro Empresas que sobresalen,1 donde trata el tema de las compañías que logran transformarse y salir de la mediocridad. Collins tenía la corazonada, equivocada por cierto, de que las compañías resilientes estaban llenas de personas optimistas. Contrastó su idea con el almirante Jim Stockdale, que había sido hecho prisionero y torturado durante ocho años por el ejército del Vietcong.