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El

bebé

en tus

manos

MÉTODO DE LAS

CADENAS FISIOLÓGICAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Michèle

Busquet-Vanderheyden

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Para sor Michèle…

Para Tatie Coucou…

 

 

 

 

 

 

 

 

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Índice

 

Introducción

 

Conocer al bebé

I. Conocer al bebé

I .1. Un ser inmaduro

 I .1a. El sistema digestivo

LA MUCOSA DIGESTIVA

LA ANATOMÍA DEL TUBO AERODIGESTIVO

LA ENCEFALIZACIÓN

 I .1b. El sistema respiratorio

 I .1c. El sistema neurológico

EL SISTEMA NEUROLÓGICO CENTRAL

LOS REFLEJOS ARCAICOS Y LAS CADENAS MUSCULARES

EL TONO POSTURAL Y LAS CADENAS MUSCULARES

LOS OTROS SISTEMAS NEUROLÓGICOS

I. 2. Un ser sensoriomotor

 I. 2a. La piel

 I. 2b. Los músculos, los tendones y las articulaciones

 I. 2c. Los receptores vestibulares, de los oídos y de los ojos

I. 3. Un ser sensible

I. 4. Una persona

 

 

El tratamiento

I. Razones para un tratamiento de las cadenas fisiológicas

I. 1. Las compresiones

 I. 1a. Las compresiones de origen in utero

 I. 1b. Las compresiones de origen natal

I. 2. Los estiramientos

I. 3. Las repercusiones de estas tensiones

 I. 3a. Compresiones sufridas en la base del cráneo

 I. 3b. Estiramientos experimentados en la columna cervical

 I. 3c. Estiramiento de la cadena de flexión durante la salida completa del bebé

 

 

II. Objetivos de un tratamiento de las cadenas fisiológicas

II. 1. Desarrollarse a partir de un esquema equilibrado

II. 2. Un cuerpo distendido, una mente distendida

II. 3. Hacia una interpretación neurológica libre de toda tensión

 

 

III. ¿Cuándo tratarlo?

III. 1. ¿A qué edad?

III. 2. ¿En qué momento?

 

 

IV.  La anamnesis

IV. 1. ¿Cuál es el motivo de la consulta?

     IV. 1a. Trastornos del sueño

     IV. 1b. Asimetría postural

     IV. 1c. Llanto

     IV. 1d. Alteraciones digestivas

     IV. 1e. Hiperactividad

IV. 2. ¿Cómo se ha desarrollado el embarazo?

IV. 3. ¿Cómo se ha desarrollado el nacimiento?

IV. 4. Lactancia: ¿pecho/biberón/mixta?

IV. 5. ¿Cómo duerme el bebé? ¿Cómo le gusta estar?

IV. 6. Descríbame a su bebé

 

 

V.  El tratamiento

V. 1. El masaje

   V. 1a. ¿Cuáles son las modalidades del masaje?

   V. 1b. La práctica del masaje

V. 2. Liberación de la cadena neurovascular

   V. 2a. La postura in utero

V. 2b. Nacimiento con presión sobre el vientre de la madre

V. 2c. Práctica de la liberación de la cadena neurovascular

   V. 2d. Liberación de las zonas sacroilíacas

   V. 2e. Liberación de la zona sacro-L5

   V. 2f. Liberación del eje vertebral

   V. 2g. Liberación del eje craneocervical

   V. 2h. Conclusión

V. 3. Liberación de la cadena visceral

   V. 3a. Distensión de la zona epigástrica

V. 3b. Distensión de las zonas del hipocondrio izquierdo, flanco izquierdo, fosa ilíaca izquierda, hipogastrio y fosa ilíaca derecha

   V. 3c. Observación

V. 4. Liberación de las cadenas musculares

   V. 4a. Test de las cadenas musculares

   V. 4b. Técnica de inhibición

   V. 4c. Técnica de desenrollamiento

V. 5. Algunos consejos

   V. 5a. La tortícolis

   V. 5b. Posición del bebé

   V. 5c. La silla del bebé de 0 a 6 meses para coche

   V. 5d. El andador o taca-taca

   V. 5e. El arnés andador

   V. 5f. Conclusión

 

VI.  Conclusión

 

VII. Bibliografía

 

VIII. Agradecimientos

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Introducción

 

 

Este libro es fruto de mi experiencia, iniciada en 1984, año en que me diplomé como fisioterapeuta. En aquella época mis conocimientos y los cuidados que en general se prodigaban a los bebés se limitaban al clapping o drenaje respiratorio, técnica que permite desobstruir los bronquios. Pese a que este método podía parecer agresivo, se consideraba ineludible… Unos años más tarde me diplomé en osteopatía. El tratamiento del bebé se centraba en el cráneo. Los métodos eran suaves, de tipo fluídico, fascial. Pero los resultados del tratamiento eran aleatorios, sobre todo cuando la posición del bebé in utero había sido muy forzada y/o su nacimiento difícil. Fue entonces cuando seguí los cursos del método de Busquet sobre las «Cadenas Musculares». Desde el principio me sedujo el carácter ingenioso de este método y su concepto de la distribución estratégica de las cadenas musculares en la globalidad del cuerpo humano. Las cadenas musculares eran coherentes en los aspectos anatómico y fisiológico. La postura, la dinámica y la relación continente-contenido se imbricaban de forma lógica en el marco de las «cadenas fisiológicas». En 1991 formé parte del equipo de las Cadenas Musculares impulsado por Léopold Busquet y Bernard Pionnier, y me familiaricé con el método. El tratamiento del bebé no se abordaba de forma específica. En ese momento estudiábamos esencialmente a adultos, sabiendo que las posturas eran demasiado forzadas para un cuerpo inmaduro. En efecto, la postura excéntrica resulta agresiva para la fisiología del recién nacido.

Más tarde fui madre de un niño. El descubrimiento de esa maravillosa relación que yo podía vivir con un bebé contribuyó obviamente a hacer evolucionar mi práctica.

Un curso de perfeccionamiento en neonatología en el Hospital Universitario de Burdeos me permitió concretar mis intuiciones. Allí conocí a Madame Josette Erezué. Verla trabajar con los bebés despertó mi admiración. Ella se adaptaba a los niños, establecía una relación antes de tratarlos, buscaba para cada uno la posición más adecuada y más cómoda al atenderles. Aplicado con calma y con tales precauciones, el tratamiento resultaba aún más eficaz.

La lectura de la obra del Dr. Leboyer, en la que se presentan las técnicas del masaje Shantala, pensadas especialmente para los bebés, confirmó finalmente mi deseo de adaptar el método de las cadenas musculares al bebé. La familiarización con ese maravilloso libro y la oportunidad de ser madre hicieron que mi percepción de las cosas evolucionara considerablemente.

Observé, además, que el masaje se inscribía en el marco de las cadenas musculares descritas por Léopold Busquet en sus obras. De hecho, las cadenas se confirmaban perfectamente en el recién nacido. Simplemente, la práctica debía tomar en consideración la fisiología del bebé.

Del masaje Shantala y de la Formación Busquet nació, pues, el método de las cadenas musculares adaptado al bebé o, para ser más precisa, «el método de las cadenas fisiológicas del recién nacido».

Al principio, el tratamiento se componía del masaje:

- de las cadenas de flexión y de extensión,

- de las cadenas de cierre y abertura,

- de la cadena estática visceral.

El masaje se amplió para las técnicas de inhibición y las técnicas de desenrollamiento de las cadenas. En la esfera craneal el tratamiento iba en el sentido de la descompresión de las suturas. Sin embargo, yo notaba que persistían algunas resistencias en el sistema muscular si no se perfeccionaba este enfoque, ya que las cadenas musculares del recién nacido aún no presentan una estrategia de dinámica, sino que todavía se están formando.

Pero me faltaba una clave, que yo buscaba y no encontraba. No obstante, un día un suceso importante marcó mi vida y me obligó a cesar en mi actividad física y profesional. Tras esta experiencia profunda, decidí ir más allá del «saber» indispensable de la anatomía y de la fisiología para todo tipo de tratamientos a fin de alcanzar el «saber percibir». El bebé es un ser sensible. Para tratarlo hay que liberar la sensibilidad y la intuición propias. Este «saber percibir» es lo único que puede ponernos en armonía el uno con el otro.

En cuanto volví al trabajo, se estableció un diálogo emocional entre el niño y yo. Este diálogo era la clave que me faltaba. Empecé a prestar una especial atención a fin de comprender el temperamento propio de cada bebé y establecer una relación adecuada con él.

Al acceder a la esfera sensorial y emocional del niño pude abordar de otra manera la esfera sensoriomotriz. Estando atenta a los recién nacidos, abordaba mejor su sistema motor.

Una vez creado el clima afectivo de la relación, a continuación podía poner en juego el conjunto de los aparatos sensoriales, sensibilidades exteroceptivas y vestibulares. Este diálogo era la condición sine qua non de un bienestar psicológico cuya acción relajante sobre el soma es indiscutible. Con este diálogo emocional creamos un enfoque global del ser que se inscribe en el esquema corporal del recién nacido y de su conciencia de sí mismo.

En unas condiciones medioambientales favorables, el tratamiento de las cadenas fisiológicas da al niño la posibilidad de asumir su experiencia corporal en lugar de sufrirla. El «sentirse bien en uno mismo», el «sentirse bien del vientre», el «sentirse bien de la cabeza» y, por último, el «placer de ser» son los objetivos del tratamiento del bebé. Nuestro «saber percibir» y nuestros conocimientos prácticos deben dirigirse por completo hacia ellos.

El libro consta de dos partes. La primera está dedicada a la descripción y análisis del bebé. La segunda se orienta a la práctica, presenta los motivos y objetivos del tratamiento. Finalmente, expongo los medios y procedimientos precisos de mi tratamiento, para terminar con algunos consejos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Conocer al bebé

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I. Conocer al bebé

 

 

Antes de tratar a un bebé hay que saber quién es y conocer sus especificidades, sus características anatómicas, fisiológicas y de comportamiento. En primer lugar, mi práctica es lo que me ha permitido observar a los bebés, aprender a conocerlos, a «sentirlos». Más tarde, la lectura de obras especializadas me ha ayudado a profundizar mis observaciones y mis conocimientos sobre la evolución de la psicomotricidad y del aprendizaje en los bebés.

 

Al nacer, el bebé «de nueve meses de edad» es un ser inmaduro, sensoriomotor, que va a realizarse gracias a sus relaciones con las personas que lo rodean y con el entorno.

Es un ser en formación, y el potencial que hay en él es inmenso.

Va a experimentar modificaciones importantes:

- un crecimiento estaturoponderal rápido,

- un aumento del perímetro craneal (PC),

- una maduración tisular, cuyos valores más importantes se dan a nivel de los tejidos nervioso, digestivo y respiratorio.

Está dotado de una homeostasis deficiente y de unas defensas naturales escasas. Tiene necesidades físicas por ausencia de reservas cuantitativas y cualitativas de calorías, proteínas, vitaminas y oligoelementos. La satisfacción de sus necesidades afectivas condiciona su buen desarrollo psicomotor.

 

Debemos descubrirlo describiendo en primer lugar su inmadurez, a continuación su sistema sensoriomotor y por último la persona que es en potencia.

 

 

I.1. Un ser inmaduro

 

Al nacer, el bebé posee tres sistemas cuyo desarrollo aún no está completo:

a. el sistema digestivo,

b. el sistema respiratorio y

c. el sistema neurológico central.

 

I. 1a. El sistema digestivo

 

El tubo digestivo del bebé está inmaduro a nivel de la mucosa digestiva, y su anatomía va a evolucionar de forma importante a lo largo de los seis primeros meses.

 

LA MUCOSA DIGESTIVA

Al principio, la mucosa digestiva está genéticamente preparada para la absorción de la leche materna.

Esta leche es una mezcla de ingredientes especialmente adaptados a las necesidades del bebé. Está compuesta por lactosa, caseína y lípidos. Cada componente se da en una dosis precisa que es específica para cada especie, de modo que las leches no son intercambiables.

La leche materna contiene aminoácidos libres (en la caseína) y ácidos grasos insaturados que le son específicos. Éstos tienen un papel esencial en el proceso de la maduración celular neurológica. Los elementos que componen esta leche serán directamente asimilados por el organismo del bebé gracias a su mucosa digestiva. Y todos estos elementos son INDISPENSABLES para su crecimiento.

 

Querría llamar la atención respecto a ciertos productos que pueden denominarse «leche», pese a que presentan carencias IMPORTANTES de constituyentes para el crecimiento del bebé. Estas carencias pueden inducir a una acción nefasta en el desarrollo neurológico y en el crecimiento.

Por tanto, es peligroso aconsejar de forma sectaria estas «leches» que, sin embargo, ocupan los «PRIMEROS LUGARES del star-system de la dietética», aunque no se les añade, como complemento, todas las sustancias necesarias para la evolución normal del crecimiento.

Existen leches de sustitución que contienen estos elementos y que son hipoalergénicas, pero hay que saber que estas leches de sustitución no son tan fácilmente absorbibles por la mucosa digestiva del bebé como la leche materna, y que nada puede sustituirla.

 

La mucosa del bebé es muy frágil, muy permeable a las proteínas extrañas. Deja pasar fácilmente partículas que pueden ser alergénicas. Hasta alrededor de los tres meses y medio el intestino no actuará como barrera antialérgica. En este momento la mucosa se adaptará progresivamente a los diferentes alimentos. Hacia el sexto mes está adaptada para absorber y aceptar constituyentes alimentarios distintos a la leche materna.

El conocimiento de la evolución fisiológica de la mucosa digestiva del recién nacido es, como puede observarse, un requisito indispensable para aconsejar a la madre.

Además, frente a las variedades importantes (así como el número) de este producto alimentario, ante una mucosa digestiva frágil y teniendo en cuenta las necesidades que deben satisfacerse para mantener la buena salud del bebé, corresponde al pediatra aconsejar la leche de sustitución.

 

LA ANATOMÍA DEL TUBO AERODIGESTIVO

La anatomía del tubo aerodigestivo del bebé es diferente de la del adulto.

 

En el adulto

La faringe (parte cervical del esófago) está unida a la base del cráneo y baja por delante de los cuerpos vertebrales.

Anteriormente se confunde con:

- las fosas nasales,

- la cavidad bucal.

 

Así pues, a nivel cervical no tiene pared anterior. La faringe se comunica con la laringe.

En lo que respecta a la fisiología respiratoria y de la deglución, cuando el adulto respira, no deglute, y cuando deglute, efectúa automáticamente una apnea respiratoria.

 

En el bebé

Al igual que en el adulto, la faringe está unida a la base del cráneo y baja por delante de los cuerpos vertebrales. Delante de la faringe se encuentra la laringe.

Esta última está en posición alta. Su límite superior formado por el cuerpo del hueso hioides se encuentra frente a C1 en el bebé, mientras que en el adulto está a nivel de C3-C4. La lengua es intraoral. La epiglotis está en contacto directo con un velo poco desarrollado, de modo que no tiene orofaringe, y la laringe está incluida en la nasofaringe.

Durante la deglución, la laringe se eleva dentro de la nasofaringe, lo cual permite la deglución al mismo tiempo que la respiración.

 

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La laringe del adulto (de Netter)

 

 

La leche es un líquido. Todo líquido se adapta a la forma de su continente. La leche fluirá hacia los canales laterales que hay en el exterior y lateralmente a la laringe. A continuación pasará al esófago y al estómago. Cuando el bebé respira, el aire penetra por las fosas nasales, llega a la nasofaringe y pasa directamente a la laringe.

Es por ello por lo que cuando un bebé está resfriado se siente muy mal, ya que para él la respiración bucal es difícil. Actualmente no se conoce a la perfección este mecanismo, pero se sabe que por parte del bebé se precisa cierta agitación para hacer bajar la epiglotis. Ello permite una abertura. Entonces el aire puede penetrar en la laringe, aunque la nariz esté tapada.

Según los trabajos del profesor Talmant, esta anatomía del bebé es ideal, es decir, está completamente adaptada a las necesidades del bebé. Y, como vamos a ver, presenta una ventaja destacada…

 

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La faringe del recién nacido durante la respiración (de Netter)

 

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La faringe del recién nacido durante la lactancia (de Netter)

 

Explicación

En todo cilindro, durante la inspiración, hay al principio una presión negativa. Si las paredes del cilindro son flexibles, la depresión implicará el colapso de las paredes. Un cilindro elástico de un calibre dado se deforma menos si su altura es corta respecto a su circunferencia. Por tanto, mecánicamente es más estable si su altura no supera su circunferencia.

 

La ausencia de orofaringe en el bebé hace disminuir la altura de la faringe. Esta disminución de la altura permite resistir las consecuencias mecánicas de la depresión inspiratoria. Así, durante las depresiones no hay colapso de las paredes.

 

Durante la lactancia, la acción de mamar ejerce una acción mecánica importante sobre las diferentes estructuras aerodigestivas:

 

- El bebé coloca la lengua bajo el pezón de la madre y lo aplasta contra su paladar. Esta dinámica muscular intensa tiene como consecuencia una acción de extensión de las suturas interpalatinas.

- Mientras tanto, realiza leves movimientos mandibulares que ejercen una acción de bombeo a nivel del pezón. Cuando baja la mandíbula, ejerce una aspiración. Los músculos orbiculares, buccinador y linguales crean alternancias de presión-depresión a nivel de la cavidad bucal. Cuando sube la mandíbula, comienza la fase de deglución.