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Desarrollo del Portafolios para el aprendizaje y la evaluación

Procesos y principios

Val Klenowski

NARCEA, S. A. DE EDICIONES
MADRID

Índice

Prólogo a la edición española de Jesús Alonso Tapia y Erika Ramírez Moguel

INTRODUCCIÓN

¿Por qué usar el método de portafolios?

¿Qué es un portafolios?

¿Cómo usar el portafolios?

¿Para qué se usa el portafolios?

Estructura y contenido del libro. Tensiones.

1.  POSIBILIDADES DE USO DEL PORTAFOLIOS

Objetivos de la evaluación.

Uso del portafolios en la evaluación sumativa.

Uso del portafolios como base para la certificación de competencias y la selección de candidatos.

Uso del portafolios con fines valorativos y de promoción.

Uso del portafolios como apoyo para la enseñanza y el aprendizaje.

Uso del portafolios en el desarrollo profesional.

Conclusiones.

2.  PROCESOS CLAVE EN EL DESARROLLO DEL PORTAFOLIOS

Procesos de aprendizaje.

Principios.

Autoevaluación.

Las entrevistas de evaluación.

Desarrollo metacognitivo.

Pensamiento reflexivo y práctica.

Ejemplo del uso del portafolios en la formación del profesorado.

Conclusiones.

3.  CONCEPTOS CLAVE EN LA EVALUACIÓN DEL PORTAFOLIOS

Evaluación.

Competencia.

Evaluación desarrolladora.

Criterios de referencia.

Criterios implicados.

Evaluación formativa.

Feedback.

Evaluación del rendimiento durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Validez.

Estándares.

Veracidad.

Evaluación sumativa.

Evaluación holística.

Conclusiones.

4.  PROBLEMAS Y RIESGOS

Decisiones políticas.

Estados Unidos: Vermont y Kentucky.

Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte: NVQ, GNVQ y RoA.

Confusión conceptual.

Problemas prácticos.

Problemas técnicos:

validez de las conclusiones;

capacidad de generalización;

veracidad;

recursos.

Tensiones.

5.  ESTUDIO DE UN CASO

Procesos del portafolios y aprendizaje deseado.

Procedimientos adoptados para el uso del portafolios.

El portafolios y su impacto respecto al desarrollo de nuevas habilidades.

Limitaciones y problemas.

Orientaciones referentes al portafolios.

Apoyos.

Papel de los formadores: pedagogía del portafolios.

Conclusiones.

6.  POSIBILIDADES Y PRINCIPIOS

Uso del portafolios para el desarrollo profesional.

Principios:

nueva perspectiva sobre el aprendizaje;

procesos de desarrollo;

análisis de los logros y del aprendizaje;

autoevaluación;

libre elección de los estudiantes y reflexión sobre el trabajo;

papel facilitador del profesor.

Conclusiones.

7.  CAMBIOS EN LA EVALUACIÓN REFERENTES AL PORTAFOLIOS

Insatisfacción con los enfoques cuantitativos.

Enfoques alternativos de la evaluación.

Relación con la teoría constructivista del aprendizaje.

Pedagogía constructivista;

características pedagógicas de las aulas constructivistas.

Marco conceptual.

Uso del portafolios y su contexto.

Currículum para el siglo veintiuno.

Implicaciones del uso del portafolios.

Conclusiones.

BIBLIOGRAFÍA

Prólogo a la edición española

UNA DE LAS PRINCIPALES DIFICULTADES para mejorar la motivación por aprender y el aprendizaje mismo radica en los modos de evaluación tradicionalmente utilizados por los profesores, normalmente exámenes centrados en la identificación de resultados producidos por el alumno de forma puntual con ocasión de la evaluación. El efecto de estas prácticas es, por lo general, que el alumno estudia para aprobar y no para aprender, actitud que dificulta la comprensión y adquisición de competencias así como el desarrollo de una actitud reflexiva que potencie la capacidad de autorregulación y aprendizaje autónomo. Para dar respuesta a esta situación hace ya casi dos décadas surgía lo que hoy se conoce como “evaluación de portafolios”, evaluación a la que se dedica este excelente libro.

Ocurre, sin embargo, como señala la propia autora, que la expresión “evaluación de portafolios” se aplica hoy a prácticas evaluativas diversas, realizadas tanto con el propósito de obtener información para ayudar a los alumnos a progresar como para decidir a quién se promociona. Se aplica así mismo en todos los niveles educativos y en relación con los aprendizajes más diversos. Esta diversidad de aplicaciones hace difícil valorar no sólo qué, implica la propia evaluación de portafolios sino también su impacto real sobre la motivación y el aprendizaje. Y es aquí donde el libro que presentamos tiene especial mérito.

En primer lugar, ofrece una amplia visión de los contextos y propósitos en donde se utiliza la evaluación de portafolios, visión que enriquece la comprensión de su utilidad y sus posibilidades de aplicación. Dentro del abanico de posibilidades que ofrece, y tras analizar los supuestos teóricos que subyacen a esta forma de evaluar, muestra los pasos a dar en el diseño de la evaluación de portafolios e ilustra con un ejemplo el planteamiento de la misma en el marco de la formación de los futuros profesores. Si se trata de que más tarde éstos apliquen en sus clases la metodología de la evaluación por portafolios, el que puedan experimentar sus beneficios por sí mismos es de indudable valor. Por esta razón, el que la autora haya decidido ilustrar esta metodología en el contexto señalado confiere un valor especialmente positivo a este trabajo.

La evaluación de portafolios, sin embargo, no está exenta de problemas. Se trata de una metodología especialmente útil cuando lo que se busca es que los alumnos sean conscientes de los cambios que tienen lugar a lo largo del proceso de aprendizaje, de que autorregulen su forma de aprender y de que reflexionen sobre los beneficios o dificultades ligados a los distintos modos de enfocar el aprendizaje. Y también cuando lo que se busca es identificar tanto las razones de sus dificultades como sus puntos fuertes para poder ayudarles y estimularles. Pero esta evaluación lleva tiempo y dificulta la posibilidad de obtener una visión de conjunto del nivel alcanzado por colectivos amplios, visión que es de sumo interés para las autoridades educativas de cualquier país. Surgen así lo que la autora denomina “tensiones” en torno a la evaluación de portafolios, tensiones que es preciso resolver porque si no los profesores tienden a abandonarla. Por ejemplo, si los profesores ven que sus alumnos van a ser evaluados por las autoridades educativas con métodos que traen a primer plano aprendizajes que no son los que favorece la evaluación de portafolios, para evitar que se vean penalizados tienden a organizar la enseñanza de forma más tradicional, como ha puesto de manifiesto Underwood1. Klenowsli, sin embargo, nos ofrece sugerencias y modos de trabajo que constituyen importantes aproximaciones a la solución de estas tensiones.

El presente trabajo, sin embargo, es un trabajo abierto o, dicho de otro modo, requiere continuación. Está especialmente pensado para los investigadores, para los que se dedican a la formación del profesorado y, en parte, para los futuros profesores. Es adecuado, por tanto, teniendo en cuenta la intención que lo guía y la audiencia a que se dirige. Sin embargo, decimos que es “en parte” adecuado para los futuros profesores porque no todo el mundo entiende lo mismo por evaluación de portafolios y porque incluso entendiendo lo mismo, plantear el aprendizaje en torno a la confección de un portafolios que va servir de base para la evaluación no se concreta siempre del mismo modo. Por ejemplo, al diseñar el portafolios de una materia concreta, si los alumnos son de Secundaria es posible darles guiones que faciliten la autoevaluación de su trabajo, algo que no es posible si se trata de alumnos de Primaria. Por esta razón sería deseable contar con ejemplos de diseño y aplicaciones de la evaluación de portafolios en contextos diferentes y con alumnos de distinto nivel escolar. Mientras la autora nos hace llegar nuevas aportaciones en este sentido, el lector interesado puede encontrar algunas referencias útiles en el apartado Bibliografía recomendada.

Jesús Alonso Tapia
Erika Ramírez Moguel

Introducción

EL USO DEL PORTAFOLIOS para el aprendizaje y la evaluación, se está convirtiendo en algo popular a nivel internacional. Artistas, escritores, fotógrafos, agentes publicitarios, modelos y arquitectos han utilizado tradicionalmente los portafolios para presentar sus trabajos y los ejemplos de sus obras más importantes. Hoy los portafolios están presentes en todas las etapas educativas y en el desarrollo profesional, tanto en el aprendizaje como en la promoción y la evaluación. Un trabajo de portafolios puede usarse para el desarrollo y la valoración del conocimiento de una asignatura, para la adquisición de habilidades de enseñanza y prácticas reflexivas, así como para la preparación profesional y vocacional.

Este libro se propone diversos objetivos. El primero es proporcionar a los profesionales, educadores y estudiantes una orientación sobre cómo usar el portafolios para su evaluación y aprendizaje demostrando su utilidad. Con el fin de poder explicar los procesos y principios implicados en el trabajo del portafolios, se han incluido tanto los contextos de la formación del profesorado y de la educación médica, como el desenvolvimiento de las clases de primaria y secundaria, de las cuales se describen los objetivos técnicos y de gestión. Asimismo se han empleado estudios de casos característicos para esclarecer la gama de factores que deben tenerse en cuenta cuando se planea usar el método de evaluación de portafolios.

El segundo objetivo consiste en analizar y discutir el impacto del uso del portafolios en la evaluación, el currículum y la pedagogía. Para ello, se identifican también los objetivos clave, las limitaciones y los apoyos necesarios para el desarrollo e implementación de este sistema. Se describe la interrelación que debe existir entre la evaluación del portafolios con el currículum y la pedagogía, así como los cambios que deben realizarse en la enseñanza y el aprendizaje. Para aclarar dichos propósitos, se han incorporado distintas investigaciones recogidas en la educación médica y en la formación del profesorado, así como casos prácticos del alumnado de primaria y secundaria. Por ejemplo, en Australia Occidental el cambio hacia un currículum basado en los resultados ha ocasionado que el método de portafolios tenga como meta la transformación de la evaluación, mientras que en Escocia dicho método es utilizado para lograr una evaluación sumativa en un nivel secundario.

El tercer objetivo de este libro es analizar las teorías relevantes del aprendizaje que sostienen esta forma de evaluación. Se utilizan ejemplos para describir y analizar la integración de las teorías de aprendizaje y evaluación con la práctica. Por otro lado, se resaltan los posibles riesgos de los resultados no esperados que pueden surgir con el uso del portafolios tanto para el aprendizaje como para la evaluación, proporcionando ejemplos que ayudan a aclarar dichas cuestiones.

¿POR QUÉ USAR EL MÉTODO DE PORTAFOLIOS?

Existen muchas razones tanto teóricas como prácticas que recomiendan el uso del portafolios en un abanico de contextos y para distintos propósitos; además la insatisfacción que existe con los enfoques evaluativos derivados de la tradición cuantitativa. Por ejemplo, recientemente en Inglaterra hubo numerosas quejas señalando que “los estudiantes están siendo examinados en exceso” (Hackett, 2001), lo que “lleva a nuestros niños hacia la destrucción” (Guttenplan, 2001), por lo que ya es momento de “confiar en los profe-sores” (Henry, 2001).

Por este motivo, los métodos más cualitativos como el portafolios proporcionan una alternativa que se encuentra en expansión, además de que dicho procedimiento está relacionado con la teoría actual de la evaluación y el aprendizaje. A lo largo del libro se presentan distintos puntos de vista sobre la evaluación, el currículum y la pedagogía a través del portafolios mientras se argumenta que su uso ofrece una oportunidad para corregir el desequilibrio causado por las pruebas, las conceptualizaciones técnicas y mecánicas del currículum dependientes de la evaluación tradicional.

La gran variedad de funciones del portafolios hace más explícita la importancia de la relación que debe existir entre el currículum, la evaluación y la pedagogía, debido a que proporciona en la evaluación una estructura y procesos para documentar y reflejar la enseñanza así como las prácticas de aprendizaje relacionadas. A pesar de que se ha dado mucha importancia al surgimiento de un nuevo paradigma evaluativo (Gipps, 1998a; Grupo de Reforma de la Evaluación, 1999), la relación teórica entre currículum y evaluación ha sido menos estudiada. Recientemente se ha visto la necesidad de desarrollar una unidad teórica, como la del currículum y la evaluación, para relacionar el aprendizaje con la pedagogía. Shepard (2000) y Looney (2000) han resaltado la necesidad de establecer una simbiosis entre las políticas del currículum y la evaluación que se refleje en la práctica pedagógica. El uso del portafolios ofrece la oportunidad de realizar esta importante integración de la evaluación con el desarrollo del currículum, siendo éste uno de los temas que se tratan a lo largo del libro.

Los educadores aspiran a hacer de sus alumnos tanto estudiantes reflexivos como profesores profesionales; de los resultados encontrados con el uso del portafolios, se concluye que promueve el desarrollo de habilidades importantes, tales como la reflexión, la autoevaluación y el análisis crítico. El método del portafolios se está utilizando cada vez más para la evaluación y el aprendizaje debido al gran potencial que tiene para fomentar el desarrollo metacognitivo tanto en relación con el aprendizaje en un contexto curricular determinado, como en las prácticas pedagógicas. Las herramientas para la metacognición y su conexión con las habilidades necesarias para lograr el aprendizaje y la comprensión, necesitan ser entendidas desde el inicio. En el capítulo 2 se señalan dichas habilidades así como su integración en el proceso del portafolios.

¿QUÉ ES UN PORTAFOLIOS?

En 1992, Arter y Spandel observaron que el término portafolios estaba de moda; sin embargo vieron que no quedaba claro lo que dicho término implicaba o significaba en realidad, particularmente cuando se usaba en el contexto de la evaluación. Estos autores ofrecieron la siguiente definición:

“…una colección de trabajos del estudiante que nos cuenta la historia de sus esfuerzos, su progreso y logros en un área determinada. Esta colección debe incluir la participación del estudiante en la selección del contenido del portafolio, las guías para la selección, los criterios para juzgar méritos y la prueba de su autorreflexión”.

(Arter y Spandel, 1992:36)

Esta definición reconoce la naturaleza del desarrollo del proceso evaluativo y da importancia a la implicación activa que deben tener los estudiantes al reconocer lo que saben y lo que pueden hacer. Otra dimensión significativa de dicha definición es el reconocimiento de la reflexión del estudiante sobre los procesos de aprendizaje necesarios durante su trabajo, así como la integración de la evaluación en la enseñanza y en el aprendizaje. La definición detallada sobre qué es un portafolios se desarrolla más adelante, por ahora nos vamos a concentrar en la autoevaluación y la reflexión del estudiante representándolos en el trabajo de portafolios.

Torrance (2000) ha descrito cómo deben desarrollarse las prácticas evaluativas para identificar:

“¿Qué es lo que los alumnos piensan sobre un contexto particular, pero también por qué piensan eso, cuáles son sus criterios o razones para responder cómo lo hacen, y qué piensan sobre las opiniones de los profesores/examinadores? La evaluación debería centrarse también en descubrir qué más saben los alumnos y qué es lo que quisieran saber, creándose de esta forma un diálogo sobre los fines, procesos y resultados deseables para la escolarización con el fin de conseguir una experiencia educacional de mayor calidad que conduzca a estándares educativos más elevados”.

(Torrance, 2000:186)

Sugiere pues, que tal enfoque de la evaluación reconocería que “es posible que algunos alumnos estén entre saber y no saber,-aprendiendo de hecho, y siendo capaces de continuar haciéndolo-” (ibid.).

Cuando un trabajo de portafolios incorpora la autorreflexión, se refuerza el aprendizaje del alumno debido a que le proporciona oportunidades para autoevaluar su propio crecimiento. Los estudiantes necesitan herramientas cognitivas para ser capaces de comprender su desarrollo. Por esto, la metacognición es un proceso esencial que debe tomarse en cuenta como forma alternativa de evaluación y debe estar presente en un trabajo de portafolios.

¿CÓMO USAR EL PORTAFOLIOS?

El uso del portafolios es un proceso educativo en sí mismo, ya que su propio desarrollo debe evaluarse y su realización es una fase del aprendizaje continuo. El método de evaluación de portafolios tiene como finalidad conseguir el aprendizaje del alumno junto con el desarrollo de sus puntos de vista, habilidades, estrategias, disposiciones y comprensiones para la instrucción continua.

El crecimiento metacognitivo que se pretende lograr con el desarrollo de un trabajo de portafolios, es un medio por el que los estudiantes pueden demostrar su aprendizaje, pero sobretodo implica procesos que les motivan a ser responsables de su propio aprendizaje continuo. El concepto de “libertad de acción” (Dewey, 1916) influyó mucho a la hora de escribir este libro.

El portafolios no es un fin en sí mismo, sino que más bien gracias a él se consigue un aprendizaje exitoso, el cual se debe a la asociación de la evaluación con las prácticas y procesos pedagógicos llevados a cabo con dicho método. El aprendizaje tiene lugar como consecuencia de estos procesos, más allá de la entrega del trabajo de portafolios. Existe un desarrollo continuo que tiene que ver con la noción de Dewey (1916) de que el individuo está inmerso en actividades humanas continuas. Dewey indica que el término “ver el final” sugiere la terminación o la conclusión de un proceso; no aceptó separación entre fines y medios, siendo ésta la clave en la utilización del portafolios. No son un producto aislado; tanto el proceso como el resultado final son importantes. Los sistemas de evaluación actuales que se apoyan en objetivos centrados en el detrimento de los estudiantes y los profesores en cuanto a la elección de medios y procesos de acción, son erróneos.

Dewey al describir el concepto de “libertad de acción” enfatiza que el objeto final no es el fin en sí mismo, sino que lo importante es la realización de las tareas. El trabajo de portafolios es por lo tanto “un factor de actividad” (Dewey, 1916:123). Un trabajo de portafolios podría ser un acta del progreso personal para usarse con propósitos de mejora, o podría usarse también para seleccionar el mejor trabajo y otorgar una calificación, una promoción o una nueva posición. “El resultado por tanto es el logro conseguido mas no el portafolios en sí”. Para el buen desarrollo de un trabajo de portafolios, se requieren habilidades cognitivas y metacognitivas como observar, planificar, reflexionar y autoevaluar; de esta forma no puede separarse de los pasos implicados en su proceso de gestión, siendo esto lo que Dewey entiende por “actividad liberadora”.

En este libro hablamos de los procesos y principios implicados en el desarrollo de un portafolios. Creemos que separar los fines de los medios es erróneo en términos educativos. Para los estudiantes de hoy en día existe la necesidad de continuar aprendiendo más allá de la escuela, pudiendo desarrollar los medios que les capaciten para lograrlo de forma satisfactoria. En términos de Dewey, el objetivo es “un medio de acción”. La creatividad, la conversación y la crítica son algunos de los medios de acción de este proceso.

Existen aún problemas y limitaciones asociados con este enfoque. Sin embargo los pasos implicados en el desarrollo del portafolios, hacen que los estudiantes se centren en sus propias estrategias y logros de aprendizaje. Tanto el progreso como la calidad de su aprendizaje son valorados en función de cuánto han aprendido y si el aprendizaje representó una respuesta objetiva predeterminada.

El portafolios incluye más de un indicador de logro. Es útil para varios tipos de evaluación; por ejemplo, disertaciones, proyectos de investigación o grabaciones en vídeo de presentaciones de aprendizaje. Permite la promoción de un aprendizaje individual y promueve habilidades de pensamiento. Los estudiantes aprenden activamente además de que desarrollan sus habilidades en contextos reales.

El método de evaluación de portafolios es diseñado con fines formativos lo que suscita que existan más posibilidades para que los estudiantes reciban feedback. La evaluación se integra en el proceso, usando un sistema de criterios de referencia. El profesor asume el importante papel de “facilitador” de aprendizaje y se implica activamente en la tarea evaluativa; su juicio profesional es respetado y se espera que colabore en el desarrollo de los planes de progreso o aprendizaje continuo. Dichas prácticas evaluativas capacitan para la adquisición de destrezas de aprendizaje, habilidades y actitudes. Este nuevo método de aprendizaje estimula que los estudiantes adquieran habilidades de organización, pensamiento reflexivo y de gestión, permitiéndoles continuar aprendiendo y mejorar su capacidad para encontrar empleo en una época de incertidumbre y cambios continuos.

¿PARA QUÉ SE USA EL PORTAFOLIOS?

El uso del portafolios se encuentra en expansión a nivel internacional. Se utiliza en el campo educativo para la evaluación, la valoración y la promoción. En la formación del profesorado, por ejemplo, los portafolios son utilizados para valorar los logros de los profesores en formación; en la educación médica están centrados en el alumno enfocándose en las necesidades profesionales individuales. El profesorado de educación superior y los que están en formación presentan portafolios para conseguir su promoción y valoración, mientras que el alumnado de primaria y secundaria desarrolla portafolios con propósitos evaluativos y de exposición. En el campo de la educación vocacional los portafolios se usan también para la evaluación de competencias.

ESTRUCTURA Y CONTENIDO DEL LIBRO

El capítulo 1 explora los diversos usos del portafolios que incluyen la evaluación sumativa, la certificación de competencias, la selección, la valoración, la enseñanza y el aprendizaje. Para cada uno de estos usos se incluyen ejemplos particulares de enseñanza y aprendizaje. El término de portafolios como producto es resaltado, subrayándose su relevancia en el proceso de evaluación. Se proporcionan ejemplos específicos de resultados positivos en el aprendizaje y se muestran modelos que ilustran cómo se desarrolla un portafolios y cómo debe usarse dicho modelo para alcanzar la consecución de los estándares.

Los procesos del portafolios son necesarios durante las diversas fases de la producción y recogida de datos del trabajo. Hemos seleccionado algunos para señalar la adquisición de competencia y de reflexión en las pruebas de comprensión, así como para demostrar el desarrollo y los éxitos conseguidos en el aprendizaje. La autoevaluación, la práctica reflexiva, la colaboración y la conversación son procesos fundamentales que consideraremos en el capítulo 2. Gran parte de la investigación se ha realizado con el profesorado, razón por la cual la práctica reflexiva del portafolios es analizada en este contexto.

El método de evaluación del portafolios y sus conceptos son expuestos en el capítulo 3, en el cual se indican los cambios positivos que se han logrado en la evaluación con su uso. En un primer momento se discuten los criterios para después enfocarlos en su competencia y logros. Se enfatiza la importancia de la evaluación formativa en el transcurso del portafolios y se describe con detalle el papel integral que ocupa el feedback en la evaluación y en el aprendizaje. Se introducen también aspectos de validez (constructiva, consecuencial y de predicción), así como temas relacionados con la validez del aprendizaje. La evaluación del portafolios promueve la importancia de la comprensión previa respecto a sus principios y su formalidad. La evaluación sumativa y holística son tratadas al final del capítulo con sus respectivos ejemplos que conllevan a conclusiones importantes.

Cuando se utiliza una nueva forma de evaluación como el método de portafolios, se deben de tomar en cuenta diversas precauciones como el análisis cuidadoso de sus debilidades, problemas y riesgos. Los procedimientos y apoyos necesarios para su uso se describen en contextos como la educación inicial del profesorado o en los programas de educación vocacional. Todo ello se desarrolla en el capítulo 4.

En el capítulo 5 se presenta un estudio de caso en el que se empleó el método del portafolios durante el curso de formación inicial del profesorado, como proyecto para lograr el aprendizaje y la evaluación. Se comparte con los lectores el proceso de desarrollo propuesto durante su ejecución y las implicaciones que tiene en el aprendizaje. Se proporcionan puntos de vista sobre los procedimientos, prácticas y recursos utilizados. Del mismo modo se puntualizan las lecciones aprendidas de la experiencia así como lo que debe de tenerse en cuenta para implementar este sistema de evaluación.

El capítulo 6 trata de los principios y procesos que sustentan el uso del portafolios para la consecución del aprendizaje y de la evaluación. Los seis principios presentados derivan de la investigación llevada a cabo por la autora. Cada uno de ellos es discutido y resaltado con ejemplos y bibliografía. El primer principio se enfoca en el aprendizaje; se describen en él los tipos y estilos de aprendizaje que se reafirman con el uso del portafolios, analizando conjuntamente los impactos sobre el desarrollo cognitivo y afectivo. El segundo principio se centra en el proceso de desarrollo, explicando los temas relacionados con el crecimiento desde esa perspectiva. El tercer principio trata de la documentación sobre el éxito obtenido, de los análisis de las experiencias en el campo de la enseñanza y aprendizaje así como de la inclusión de herramientas de proceso, característica propia del portafolios. En el cuarto principio se enfatiza el papel fundamental de la autoevaluación durante el trabajo de portafolios. El quinto principio se refiere a los procesos de recogida de datos, identificación y selección de pruebas terminando con una reflexión sobre este método de trabajo. Finalmente, el sexto principio se refiere al papel del profesor como facilitador. Los portafolios se utilizan cada vez más para la preparación profesional y para fines de evaluación; incluso han sido solicitados para las oposiciones debido a su capacidad para demostrar el conocimiento profesional; del mismo modo sirve como estrategia para mejorar la propia competencia del experto. Se concluye este capítulo con las repercusiones relacionadas con los educadores y los diseñadores de las políticas educativas.

El capítulo 7 examina el concepto del portafolios respecto a las teorías de aprendizaje, del currículum y de la evaluación. Se describe el marco conceptual que sustenta el cambio para su uso en la evaluación y en el aprendizaje, ilustrando la necesaria relación que debe existir entre los estudiantes, la enseñanza y la evaluación. Se presentan las teorías de aprendizaje de Dewey (1916), Vygotsky (1978) y Bruner (1990), y se detallan sus implicaciones en la educación. De la misma forma se describen las fuerzas impulsoras que promueven el cambio en las prácticas educativas actuales para poder explicar a su vez el cómo y el porqué de dicho cambio. Se concluye haciendo referencia a la necesidad de cambios oportunos para el currículum del siglo XXI.

TENSIONES

Existen muchas tensiones derivadas del uso del portafolios con fines evaluativos y de aprendizaje. La primera sería ésta: ¿es posible utilizar el portafolios como medio de evaluación así como para facilitar el aprendizaje, la realización de investigaciones y/o el desarrollo profesional?

La segunda tensión se relaciona con el contexto actual de la economía de mercado. Los sistemas educativos se rigen a nivel internacional por presiones económicas y/o por principios que se tienen que cumplir en todos los niveles. En tales contextos económicos, los indicadores numéricos son muy significativos para los políticos y para los padres; incluso han permitido en ocasiones que los políticos identifiquen el nivel de las escuelas, ayudando en teoría a los padres en su elección. ¿Es posible utilizar el portafolios como un modo de evaluación y valoración en un sistema altamente reglamentado, de la misma forma que se usa para validar el desarrollo personal y profesional? ¿Pueden los profesores alcanzar dichos estándares y seguir manteniendo su identidad propia en un sistema tan regulado? La tarea de un profesor es compleja y exigente, ¿puede el portafolios captar íntegramente las complejidades de la enseñanza? Estas preguntas se ponen de manifiesto en la formación del profesorado y son dirigidas, al igual que gran parte del trabajo, hacia el uso del portafolios con fines de evaluación y aprendizaje.

En principio es ventajoso reconocer la presencia de ciertas tensiones que pervierten la confianza de este método. En un contexto en el que los principios están dirigidos y los valores estandarizados, existe un grave peligro de que surjan enfoques técnicos y racionalistas que generalizen y conviertan en superficial el proceso del portafolios. Al generalizar este proceso, existe la posibilidad real de que se trivialice. Estudiamos aquí los problemas y riesgos del uso del portafolios para demostrar cómo y cuando surgen estos inconvenientes, mientras que se aplican casos específicos para señalar su manera de afrontarlos.

El uso del portafolios como método de apoyo para la enseñanza y la práctica profesional, así como para fortalecer a los estudiantes, resulta difícil en un contexto que favorece los métodos tradicionales mediante tareas, exámenes y observaciones. Cuando se introduce la evaluación con propósitos comparativos y se estipulan unos requisitos nacionales, las tareas se simplifican perdiendo su razón de ser. Los procesos de autoevaluación crítica y reflexión integral respecto al desarrollo del portafolios, podrían abrir camino a resultados no pretendidos como el uso de un control de listados para asegurarse del cumplimientos de los requisitos de una estructura estandarizada, reduciendo de esta manera la evaluación a fines triviales y superficiales.

Otra tensión que debe tomarse en cuenta, es que el método de evaluación de portafolios no es una opción sencilla ni barata. Para el buen uso de dicho método se necesita tiempo y considerables fondos tanto para el profesorado como para el desarrollo de recursos. Se requiere de mucho trabajo tanto de los profesores en lo referente a cambios curriculares, educativos y de las prácticas evaluativas, como de los propios estudiantes. Desarrollar un trabajo de portafolios para una evaluación sumativa, por poner un ejemplo, demanda tiempo y esfuerzo precisos para adquirir un cambio conceptual y un desarrollo metacognitivo.

El portafolios está aún en pañales, sin embargo tiene poder y potencial para transformarse. No obstante, en la promoción del método del portafolios existe la posibilidad de que se prometa demasiado sin que se realice lo suficiente en la práctica. Es capital seguir investigando métodos alternativos para obtener progresos en la educación y en la evaluación que permitan el verdadero aprendizaje del alumno y el desarrollo de habilidades vitales para lograr el éxito en el siglo XXI.

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Posibilidades de uso del portafolios

OBJETIVOS DE LA EVALUACIÓN

“Existen diferentes tipos de portafolios apropiados para diversos contextos y fines educacionales. Un portafolios que se adecua a las necesidades educativas de un profesor, es posible que no sea el conveniente para un programa educativo establecido. No existe un portafolios particular, sino varios”.

(Foster y Master, 1996:1)

Los portafolios son usados para el aprendizaje, la evaluación, valoración y promoción, aunque su utilidad tenga mayor alcance. Por ejemplo, en la formación del profesorado, se utilizan cada vez más para evaluar los logros, no sólo de los alumnos sino de los mismos profesores. Se espera que el profesorado de educación superior presente también un trabajo de portafolios para sus ascensos y evaluación. En este capítulo examinaremos cómo se usan los portafolios para distintos fines en una variedad de contextos, incluyendo la enseñanza primaria, secundaria y la orientación vocacional.

La evaluación cumple con varios objetivos. Black (1998) distingue entre objetivos formativos, sumativos y aquellos que están encaminados a rendir cuenta de lo que se ha hecho, mientras que Torrance y Prior (1998) amplían cada una de estas funciones para incluir en ellas tanto la promoción del aprendizaje a través del uso de un feedback de ayuda, la certificación de competencias y selección, así como el control de las escuelas a través de la publicación y la comparación de resultados.

Los ejes fundamentales en el diseño de la evaluación son, en primer lugar, “cumplir su objetivo” y, en segundo, la necesidad de que el modo de la evaluación impacte de una manera positiva tanto en la enseñanza como en el aprendizaje (Gipps, 1994); ambos ejes deben tomarse en cuenta cuando se aplica el portafolios con propósitos evaluativos. Como indican Foster y Masters (1996:2), los portafolios son “fuentes de evidencia que pueden ser juzgados… respecto a la evaluación, en distintos contextos; desde la actuación de los alumnos en el aula, hasta la participación más profunda en la evaluación sumativa. Todos ellos poseen su ‘parte de evidencia’; cuanto más relevante es ésta, resulta más factible poder inferir el nivel logrado por el estudiante en un área de aprendizaje”.

Un trabajo de portafolios puede cumplir por tanto todos los propósitos evaluativos: evaluación sumativa, certificación, selección, promoción, valoración, evaluación formativa, así como el rendir cuenta de lo que se ha hecho para reforzar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Cada uno de estos objetivos exige un tipo distinto de proceso para la recogida y selección de pruebas. Estos procesos incluyen autoevaluación crítica, reflexión, metacognición así como una entrevista de evaluación. Se ofrecen a continuación las descripciones de los diversos objetivos, mientras que en el siguiente capítulo se discutirán los procesos para el desarrollo de un trabajo efectivo de portafolios.

USO DEL PORTAFOLIOS EN LA EVALUACIÓN SUMATIVA

Cuando se usa el portafolios para la evaluación sumativa, a menudo se considera junto con otras pruebas. En las situaciones que requieren decisiones de alto nivel, el portafolios se sitúa dentro de un sistema de enseñanza y evaluación más completo. Por ejemplo, en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, en la implementación de un sistema de evaluación de portafolios para el “General National Vocational Qualificactions” (GNVQs) (Sistema General Nacional de Calificaciones), funcionarios del gobierno y ministros insistieron en que el sistema tenía que resultar creíble en sus objetivos de selección. Como Wolf (1998: 422) señaló, “en el Reino Unido una credibilidad efectiva significa exámenes externos”. A pesar de los cambios continuos que ha experimentado el GNVQ desde sus inicios, todavía es solicitado el trabajo de portafolios de los estudiantes. Hoy por hoy estos cambios tienden a darle mayor significado a los tests y los exámenes externos, descuidando las ventajas del portafolios respecto al aprendizaje y la evaluación. Este tema será tratado con mayor profundidad en el capítulo 4.

A continuación se expone el uso del portafolios respecto a los objetivos sumativos en el sistema educativo escocés, ejemplo que sirve para mostrar cómo dicho método es también de alto nivel, al mismo tiempo que se considera un sistema de aprendizaje y evaluación más completo. La evaluación con fines sumativos está diseñada para informar sobre el rendimiento de los estudiantes independientemente de que la enseñanza haya sido la adecuada y de la práctica de aprendizaje. Por razones administrativas, este tipo de evaluación resulta eficiente en términos de tiempo, además de ser manejable y barata. Sin embargo, cuando lo que se busca es comparar a los sujetos, se requiere una buena fiabilidad; para ello es necesario además, utilizar un enfoque evaluativo disciplinado que dé lugar a una ordenación consistente de los evaluados, pudiendo así asegurar la equidad y la imparcialidad. Más aún, la consistencia de estos principios asegura la calidad de los resultados y del proceso evaluativo en general (Gipps, 1994). El uso del portafolios con objetivos sumativos requiere, por tanto, de la especificación de dichos principios así como la de los contenidos por parte de las autoridades educativas para lograr un seguimiento oportuno y una evaluación eficaz.

En el sistema educativo escocés, se les pide a los alumnos que realicen un trabajo de portafolios (llamado folios) para determinadas asignaturas como inglés, arte, diseño, teatro, así como en los aspectos creativos de los estudios de informática y tecnología. Dentro de este modelo el 98% de los estudiantes de secundaria que tienen entre catorce y dieciséis años, estudia el Grado Estándar (equivalente al segundo ciclo de secundaria en España). Esto implica dos años de estudios (10 y 11 años) en el Nivel Crédito (grados evaluativos dos y uno), Nivel General (grados evaluativos cuatro y tres) o Nivel Fundación (grados evaluativos seis y cinco), generalmente en siete u ocho materias. Para evaluar estos temas se requiere de un tercio del curso y las formas de evaluación más usadas son desde exámenes, proyectos e investigaciones hasta el método del portafolios.

El Grado Superior en Escocia es prácticamente equivalente al primer año de Bachillerato en España. Los estudiantes tienen entre dieciséis y diecisiete años. El 41% consigue graduarse en al menos una de las cinco asignaturas que eligen, en el año 12. En el año 13, una minoría de los que permanecen (12%) sigue sus estudios para alcanzar el Certificate of Sixth Year Studies (CSYS), equivalente al Sexto Superior. Pocos de ellos escogerán más de dos asignaturas en este nivel. El sexto año también les sirve para ampliar el currículum de los estudiantes del Grado Superior.

En primer lugar, vamos a informar sobre el alcance de los contenidos del portafolios especificados por la Autoridad Escocesa referente a las Calificaciones “The Scottish Qualifications Authority” (SQA) respecto a la evaluación formal y al seguimiento de los objetivos. Para ello nos referiremos al resumen elaborado para la materia de inglés en el Grado Estándar (Consejo Escocés de Evaluación, 1996).

El curso consta de cuatro módulos: lectura, escritura, comprensión de diálogo y conversación. Se reconoce la naturaleza interdependiente de estos módulos por lo que para fines de calificación, el módulo de comprensión de diálogo queda incluido en el de conversación, lo que conduce a tres elementos evaluables: lectura, escritura y conversación. Este último módulo se evalúa internamente por lo que no tiene implicaciones para el portafolios, mientras que los otros dos al ser evaluados externamente, requieren un trabajo de portafolios y exámenes escritos por separado.

Las instrucciones dadas a los profesores respecto al trabajo de portafolios en la asignatura de Inglés en el Grado Estándar son las siguientes:

“Para cada candidato es necesario un trabajo de portafolios compuesto de cinco partes donde incluirán sus mejores trabajos realizados durante el curso, los cuales son seleccionados con la ayuda del profesor. El portafolios contará con dos notas, una concerniente a la lectura y la otra a la escritura”.

(Consejo Escocés de Evaluación, 1996:1)

El Consejo proporciona a su vez todos los datos del curso y de los planes de evaluación, incluyendo indicaciones sobre los criterios relacionados con la ordenación de los candidatos, preguntas específicas así como una guía referente a la propuesta para la realización del portafolios.

La asignatura de inglés del Grado Superior es la continuación de la del Grado Estándar aunque sus actividades son más variadas. Se estudia el lenguaje a través de la literatura; el sistema de evaluación permite libertad de elección de los textos literarios que mejor fomenten el desarrollo y el enriquecimiento. Los exámenes consisten en un portafolios compuesto por los estudios personales que tiene un valor de sesenta y cinco puntos y dos exámenes: Examen I (dos horas, cinco minutos) con valor de setenta y cinco, y Examen II (una hora treinta y cinco minutos) contando cincuenta y cinco puntos. Dicho portafolios es enviado al SQA para ser evaluado; incluye tanto el trabajo de lectura como de escritura llevado a cabo durante el curso, el cual contiene una revisión de la lectura personal (RPR) y un fragmento en el que se puede escoger entre: una redacción original de tipo narrativo o un escrito de tipo expositivo. El examen de lectura personal consiste en un extenso trabajo de escritura (de 1000 a 1500 palabras) basado ya sea en un estudio detallado de un texto literario, en una selección de textos breves o en la comparación de más de dos textos no revisados en clase anteriormente. Se penaliza una extensión excesiva, por lo que aquellos que excedan de más de 1800 palabras tienen una penalización de hasta el 25% de la nota.

El candidato, en consulta con el profesor, también elige los temas para el escrito narrativo y para el expositivo. En el caso de escoger el tipo narrativo, las formas permitidas son las siguientes y su extensión permitida dependerá de la forma elegida:

–  un ensayo que refleje una experiencia personal;

–  una pieza de prosa de ficción (relato corto, episodio de novela);

–  un poema o una selección de poemas relacionados temáticamente;

–  un guión dramático (por ejemplo escena, monólogo, pieza corta).

Los alumnos que escogen la escritura expositiva deberán realizar una pieza de prosa de aproximadamente 600 a 800 palabras y no podrán exceder de 960 palabras sin ser penalizados.

Se informa a los estudiantes que no está permitido plagiar ni copiar de otros en los temas del portafolios personal.

El Consejo Escocés de Evaluación (sustituido ahora por la actual SQA) editó guías que indican el trabajo solicitado en el portafolios para los estudiantes que estudien inglés en el Grado Superior:

–  resumen de los propósitos planeados para el Inglés del Grado Superior (Consejo Escocés de Evaluación, 1996);

–  guía del portafolios de los estudios personales del Grado Superior (Consejo Escocés de Evaluación, 1994a);