1 S. T. Coleridge, La balada del viejo marinero y otros poemas (traducción de J. Mª Martín Triana), Visor de Poesía, Madrid 2003.

2 «Lo que capta la realidad es la atención, de modo que cuanto más atento está el pensamiento, el objeto más se llena de ser» (Cf. S. Weil, Quaderni, vol. III, Adelphi, Milán 1988, p. 233); traducción propia.

3 En ocasiones las palabras están dirigidas específicamente a los Memores Domini (a los que también se hace referencia como Grupo Adulto) que viven su consagración a Cristo en el propio trabajo y en la «casa» común. Esta compañía vocacional formada por laicos fue reconocida en 1988 por el Pontificio Consejo de los Laicos como Asociación Eclesial privada universal.

4 Cf. B. Forte, Silenzio di Tommaso. 6 dicembre 1273: il santo teologo sceglie di non parlare più fino alla morte, Piemme, Casale Monferrato 1998; traducción propia.

5 Tb 4,19.

6 2 Cor 5,14-15.

7 Cf. 1 Cor 16,22.

8 Lc 1,46.49.

9 Lc 2,29-30.

10 «El Rey de la paz ha sido glorificado, y toda la tierra desea contemplar su rostro», antífona de las primeras vísperas de la solemnidad de la Natividad del Señor según el rito romano.

11 Cf. Flp 3,8.

12 Cf. Flp 1,6.

13 Cf. Sof 3,14-15. Antífona después del Evangelio, vísperas de la solemnidad de la Natividad del Señor según el rito ambrosiano.

14 S. Anselmo de Aosta (1033-1109), Meditación IX, De redemptione humana, PL CLVIII, col. 769.

15 Georges Chantraine (1932-2010), jesuita belga, teólogo y editor de las obras completas de Henri de Lubac.

16 V. Soloviev, Los tres diálogos y el relato del Anticristo, Scire, Barcelona 1999, p. 182.

17 San Gregorio Nacianceno (338-389), Carmina, C. LXXIV PG, II, vv. 4-12.

18 Cf. Jn 15,5.

19 Cf. Ch. Péguy, Nota conjunta sobre Descartes y la filosofía cartesiana: «Hay algo peor que tener un mal pensamiento. Es tener un pensamiento [cerrado] ya hecho. Hay algo peor que tener una alma mala y incluso que hacerse una mala alma. Es tener un alma [acabada] ya hecha. Hay algo peor que tener un alma incluso perversa. Es tener un alma habituada», citado en Ch. Péguy, El frente está en todas partes, Nuevo Inicio, Granada 2014, p. 365.

20 A. Pisano, La navegación, campanario del Duomo de Florencia. La imagen representa una barca con dos remeros detrás de los cuales aparece la figura del timonel.

21 Cf. L. Giussani, Mis lecturas, Encuentro, Madrid 1997, p. 178.

22 Léonce L. de Grandmaison (1868-1927), jesuita francés, fue teólogo y maestro de vida espiritual. Entre sus obras destacan sus escritos espirituales, publicados en tres volúmenes: Écrits spirituels I-III, Beauchesne, París 1934-1936, a los que pertenece esta oración; la traducción es nuestra.

23 Ada Negri, Mi juventud: «No te he perdido. Te has quedado, en el fondo de mi ser. Eres tú, pero eres otra: sin fronda ni flor, sin la risa brillante, que tenías en el tiempo que no vuelve, sin aquel canto. Otra eres, más bella. Amas, y no esperas ser amada: ante cada flor que se abre o fruto que madura, o párvulo que nace, al Dios de los campos y las estirpes das gracias de corazón», traducción de C. Giussani, en Mis lecturas, Encuentro, Madrid 2010, pp. 68-69.

24 En música, tesis y arsis se refieren a las partes más fuertes y más débiles de un compás musical. La tesis y el arsis serían el incremento y disminución, el subir y bajar de la voz en el tono o el acento. Consecuentemente, en música el arsis es una nota inacentuada.

25 Himno gregoriano. «Es dulce la memoria de Jesús, que da verdadera alegría al corazón, pero más dulce que la miel y toda otra dulzura es su presencia./ Nada más suave se puede cantar, ni más gozoso oír, ni más dulce pensar que Jesús, Hijo de Dios./ Jesús, esperanza de los penitentes, ¡qué complaciente eres con quien te pide! ¡Qué bueno con quien te busca! ¿Qué no serás para quien te encuentra?/ El lenguaje no alcanza a decir, ni la escritura a expresarlo; sólo el que lo experimenta puede creer lo que es amar a Jesús./ Sé nuestra alegría, Jesús, tú que eres el premio futuro; sea en ti nuestra gloria, por los siglos de los siglos. Amén».

26 Himno de laudes del Tiempo de Pascua (monasterio de Vitorchiano); en esta ocasión don Giussani comentó progresivamente las estrofas del himno.

27 Don Giussani, normalmente, utiliza este término en sentido bíblico: «La principal misión del corazón no es representar los sentimientos humanos. A diferencia de nuestro modo de usar las palabras, la sede del sentimiento es el espíritu, mientras que el corazón es más la sede del pensamiento y del juicio. Estar sin corazón ‘significa estar sin razón y sin comprensión’ (cf. Jer 5,21 ss.). […] Es la sede del impulso intuitivo y volitivo, del recuerdo del pasado y la proyección del futuro. Reúne en su seno la observación y comprensión de un hecho y la decisión correspondiente» (Werner H. Schmidt-Gerhard Delling, Wörterbuch zur Bibel, Furche-Verlag-Theologischer Verlag, Hamburg-Zürich 1971; traducción italiana en Dizionario bíblico, Jaca Book, Milán 1981, citado en L. Giussani, Por qué la Iglesia. Tomo 2. El signo eficaz de lo divino en la historia, Encuentro, Madrid 1993, p. 117). Para Giussani, el corazón es el lugar de la experiencia elemental, ese complejo de exigencias y evidencias originales que constituyen la impronta interior de la que el Creador dota al hombre por naturaleza. De este modo, Giussani acoge la acepción bíblico-agustiniana del corazón como sede del impulso original de la persona.

28 Sal 70,2.

29 Heb 10,12-13.

30 Himno de laudes del Tiempo Ordinario (monasterio de Valserena).

31 Cf. Rm 8,19-23.

32 Ver más adelante el texto y el comentario en pp. 153-159.

33 Cf. «La vida aquí es larga. Se necesita una infancia y una educación, una juventud y un aprendizaje, una madurez interesada por el justo peso de las cosas y una lenta vejez enamorada de la tumba», en O. V. Milosz, Miguel Mañara, Ediciones Encuentro, Madrid 2009, Acto IV, p. 46.

34 Cf. Col 3,11.

35 Cf. Ap 22,1-20.

36 Ver más adelante el texto y el comentario en pp. 140-152.

37 Himno de laudes del Tiempo Ordinario (monasterio de Valserena).

38 Cf. Dante, Purgatorio, canto IV, v. 9.

39 Se hace referencia a las monjas trapenses de Vitorchiano, en el Lacio.

40 Cf. Jn 1,13.

41 La RAE recoge el término leticia como: alegría, regocijo, deleite. En el lenguaje de don Giussani es un término insustituible que indica un sentimiento estable de gozo interior y bienestar espiritual.

42 Himno de laudes del Tiempo Ordinario (monasterio de Vitorchiano).

43 Cf. R. Guardini, Studi su Dante, Morcelliana, segunda edición, Brescia 1979, p. 231; traducción propia.

44 Cf. Sal 118 (117),22.

45 Cf. Santo Tomás de Aquino, I Sent., d. 42. q. 2, a 2, ad 4; I-II, q. 114, a 2.

46 Mt 18,3.

47 Ez 37,13.

48 «Delectatio ergo ordinat animam», en san Agustín, De musica, CL 0258, lib. 6, col. 1179, línea 36.

49 Himno de laudes del Tiempo Ordinario (monasterio de Vitorchiano).

50 Cf. Sab 1,14-16.

51 Cf. Sal 90,4. «Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna».

52 Cf. «Que bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche.// Aquella eterna fonte está escondida,/ que bien sé yo do tiene su manida,/ aunque es de noche.// Su origen no lo sé, pues no le tiene,/ mas sé que todo origen della viene,/ aunque es de noche.// Sé que no puede ser cosa tan bella,/ y que cielos y tierra beben della,/ aunque es de noche», San Juan de la Cruz, «Cantar del alma que se huelga en conocer a Dios por fe», vv. 1-10.

53 Cf. «La música callada, la soledad sonora», en San Juan de la Cruz, «Cántico espiritual», estrofa 14.

54 Col 3,11.

55 T. S. Eliot, «Coros de ‘La Piedra’», VII, en Poesías reunidas 1909/1962, Alianza Editorial, Madrid 1995, p. 180.

56 Cf. Jn 1,1.9.

57 Don Giussani hace referencia a la tremenda etapa en Italia protagonizada por los jueces de «Mani pulite» (Manos limpias) que llegaron a encarcelar, sin pruebas previas, a decenas de empresarios, administradores públicos y políticos, sometiéndolos a graves humillaciones.

58 Cf. Sal 8,6.

59 Himno de los laudes del Tiempo Ordinario (monasterio de Vitorchiano).

60 Ap 22,20.

61 Cf. Ef 5,14.

62 Cf. 2 Cor 3,18.

63 Cf. San Juan de la Cruz: «En solo aquel cabello/ que en mi cuello volar consideraste,/ mirástele en mi cuello/ y en él preso quedaste,/ y en uno de mis ojos te llagaste», en Cántico espiritual, canción 31.

64 Cf. 2 Cor 5,14-15.

65 Himno de la Hora intermedia del Tiempo Ordinario (monasterio de Vitorchiano).

66 Mt 28,20.

67 Cf. Ex 3,14: «Yo soy el que soy; esto dirás a los hijos de Israel: ‘Yo soy’ me envía a vosotros».

68 «Rerum Deus, tenax vigor, immotus in Te permanens, lucis diuturnae tempora succesibus determinans…» (Himno de la Hora Nona del Misal Ambrosiano, De la XVIII a la XXXII semana del Tiempo Ordinario, Marietti, Milán 1984, vol. V, p. 47); traducción propia.

69 Himno de vísperas del Tiempo Ordinario (monasterio de Vitorchiano).

70 El autor está hablando a los Memores Domini y hace referencia a las casa de la asociación. Por «casa» se entiende una convivencia estable de personas, cuyo número varía generalmente entre tres y doce; en la «casa» Cristo es afirmado como Señor de todo, como razón última de toda acción y de la convivencia.

71 Himno de vísperas del Tiempo Ordinario (monasterio de Valserena).

72 Himno de vísperas del Tiempo Ordinario (monasterio de Vitorchiano).

73 Himno de laudes del Tiempo de Adviento (monasterio de Vitorchiano).

74 2 Sam 7,4-5; 8-9.

75 Himno de laudes del Tiempo de Adviento (monasterio de Vitorchiano).

76 Don Giussani se refiere al «clima de silencio» que forma parte de la regla de las casas de los Memores Domini.

77 Cf. Is 55,10-11: «Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será de la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo».

78 Jn 1,3.

79 Flp 4,4.

80 Ver aquí nota 37. Cf. L. Giussani: «‘Oh Dios, tú eres mi fuerza y mi canto’. Fuerza y canto: potencia operativa y creadora; y, por tanto, fuente de alegría y, antes aún, de leticia; porque la alegría se da en determinados momentos, la leticia llega a ser algo constante, el substrato de nuestra conciencia en el día a día» (Navidad: lo que hace de la vida un trabajo, Apuntes de una conversación con un grupo de Novicios de los Memores Domini en Milán, 15 de noviembre de 1998).

81 Cf. Is 21,5-8: «¡Preparad la mesa, extended los tapices: a comer y beber! En pie, capitanes, engrasad el escudo. Así me ha dicho el Señor: ‘Ven, pon un centinela que anuncie lo que vea. Si ve gente montada, un par de jinetes, gente montada en jinetes y camellos, que preste atención, mucha atención’. El centinela gritó: ‘En la atalaya, señor mío, paso ya todo el día, y en mi puesto de guardia estoy en pie todas las noches.’».

82 Jn 14,9: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre».

83 Cántico de Moisés, Dt 32,1-12.

84 Mt 6,9.

85 Jn 10,30.

86 Jn 16,12-14.24.

87 Himno de vísperas del Tiempo de Adviento (monasterio de Valserena).

88 Himno de laudes del Tiempo de Navidad (monasterio de Vitorchiano).

89 Cf. Rm 12,1: «Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a qué presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; este es vuestro culto espiritual». La fe es un «obsequio razonable» a Dios, pues se apoya en unos motivos que hacen razonable el creer, más aún, que nos dicen que debemos creer, pues, junto con la gracia de Dios, se nos han dado signos suficientes que nos indican que debemos fiarnos de Él.

90 «Decía el abad Elías: ‘El amor de un hombre a otro hombre, que tenga una causa temporal, se trasforma con el tiempo en una feroz enemistad’», en Detti e fatti dei Padri del deserto, Rusconi, Milán 1999, p. 111; traducción propia.

91 Himno de vísperas del Tiempo de Navidad (monasterio de Valserena).

92 Al hablar de «casa» don Giussani se refiere a la compañía vocacional, ya sea la familia o la convivencia estable de los Memores Domini.

93 Himno de los laudes del Tiempo de Cuaresma (monasterio de Valserena).

94 Jn 17,1.

95 Lc 1,38.

96 Himno de vísperas del Tiempo de Cuaresma (monasterio de Vitorchiano).

97 El bautismo, administrado antiguamente en la Vigilia pascual, marca profundamente el espíritu de la Cuaresma.

98 Cf. Rm 6,2-11; 8,11; Gal 5,24; Ef 2,5-6; Fil 3,10-11; Col 2,12-13; 3,3; 2 Tim 2,11.

99 Cf. 1 Cor 5,7: «Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo».

100 Don Giussani cita un verso que, retomando 1 Cor 5,7, aparece en otro himno del monasterio de Valserena, de vísperas del Tiempo de Pascua: Oh noche luminosa más que el sol. Ver el texto en p. 195.

101 Dionisio Areopagita, De divinis Nominibus, 953 A 11; traducción propia.

102 Cf. Ver el texto y el comentario del himno de laudes Inmersos en el gran Misterio en pp. 50-54.

103 «Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y levanta nuestra débil esperanza con la fuerza de la pasión de tu Hijo», oración de los laudes del Lunes Santo, Liturgia de las horas según el rito romano.

104 Himno de vísperas del Tiempo de Pascua (monasterio de Vitorchiano).

105 Tema en el sentido musical: primer tema de una sonata que antecede a un segundo tema con el que entrará en diálogo.

106 Adrienne von Speyr, I discorsi polemici. San Giovanni. Esposizione contemplativa del suo vangelo. Volumen II, Jaca Book, Milán 1989, p. 281; traducción propia.

107 Ibidem, p. 194.

108 Ibidem, p. 194.

109 Las obras de Nikolái Alexándrovich Berdiáev (Kiev, 1874 - París, 1948) fueron ampliamente traducidas al español en los años setenta; entre las más recientes señalamos: El espíritu de Dostoyevski (1923) y La Idea Rusa. Entre el anticristo y la Iglesia. Una antología introductoria. P. Chaadáyev, V. Soloviev, N. Berdiáev, Marcelo López Cambronero y Artur Mrowczynski-Van Allen (eds.), ambas publicadas en Nuevo Inicio, Granada 2008.

110 Secuencia gregoriana del Tiempo Ordinario y de Pentecostés. Traducción litúrgica: Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo./ Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas./ Fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo./ Tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos./ Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos./ Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento./ Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas./ Infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero./ Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos./ Por tu bondad y gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

111 Escrito entre 1853 y 1861, El peregrino ruso es uno de libros más populares del cristianismo ortodoxo, junto con la Filocalia. En español, Anónimo, Relatos de un peregrino ruso, Alianza, Madrid 2010.

112 Gal 2,20.

113 «Sé tú mismo, Señor, nuestra alegría, la que nadie puede quitarnos, y haz que, alejados de toda tristeza, fruto del pecado, tengamos hambre de poseer tu vida eterna», última de las Preces del sábado II del Tiempo Pascual, en Liturgia de las Horas, tomo II, p. 586 (Edición de 1984). Cf. Jn 16,23.

114 Cf. Sal 118.

115 Cf. Sal 33,5.

116 2 Tim 1,12.

117 Salve, estrella del mar, Madre de Dios excelsa, por siempre Virgen pura, feliz puerta del cielo! / Al escuchar el Ave, que el Ángel te dijera danos la paz estable, trocando el nombre de Eva. / Da libertad al preso, y a los ciegos luz bella; destierra nuestros males, y alcánzanos todos los bienes. / Muestra que eres Madre, y por ti nos atienda Él, que por redimirnos, sangre tornó de tus venas. / Oh Virgen singular, suave entre todas las cosas, líbranos de nuestras culpas, haznos dulces y castos. / Haz pura nuestra vida, y muéstranos la senda, para que veamos a Jesús, y gocemos eternamente. / Alabanza a Dios Padre, a Cristo el honor sea, y al Espíritu Santo, una única gloria para los Tres. Amén.

118 Oración atribuida a un anónimo del siglo XIII, cuya traducción al español reza así: Cada día, alma mía, canta las alabanzas de María; venera sus fiestas y sus misterios resplandecientes.// Toda pura sin el signo de una sola mancha, haz que te alabe con corazón puro y sereno.// Haz que permanezca casto, modesto, tierno, paciente, sobrio, devoto, leal, sagaz y, al tiempo, sencillo.// Haz que sea cultivado y reforzado por la palabra de Dios, atento y fiel en el seguimiento del Señor.// Virgen Santa, protégenos de los peligros que siempre encontraremos; sé sostén, a fin de que estemos firmes y seguros.// Protege y ayuda al pueblo cristiano; danos la paz, a fin de que los tiempos oscuros no nos turben. Amén.

119 Se refiere al movimiento eclesial de Comunión y Liberación que nació del mismo don Giussani.

120 Mario y Giovanni, ambos pertenecientes a los Memores Domini, habían fallecido ese año.

121 Memorare, piissima Virgo Maria, a saeculo non esse auditum quemquam ad tua currentem praesidia, tua implorantem auxilia, tua petentem suffragia esse derelictum. Ego, tali animatus confidencia, ad te, Virgo virginum Mater, curro; ad te venio, coram te gemens peccator assisto. Noli, Mater Verbi, verba mea despicere, sed audi propitia et exaudiAmen.

Traducción: Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que haya acudido a vos, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a vos también acudo, oh Virgen, Madre de la vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia Soberana. No desechéis, oh Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien, escuchadlas benignamente. Amén.

122 El autor está hablando a los Memores Domini y hace referencia a las casas de la asociación. Ver aquí nota 66 en p. 78.

123 Jn 15,15.

124 Cf. Jn 1,48.

125 La Iglesia invita a rezar el Ángelus tres veces al día (al amanecer, al mediodía y al atardecer) para hacer memoria de la encarnación del Verbo de Dios.

126 Lc 1,16-38.

127 Mt 27,46.

128 Cf. Flp 3,12.

129 Mc 4,35.

130 Sal 116,7.

131 Cf. Santo Tomás, Summa Theologiae, II, IIae, q. 179, art. 1.

132 Gal 2,20.

133 Flp 2,8.

134 Neh 8,10.

135 La luz de la aurora ya brilla, himno de los laudes del Tiempo de Pascua, ver aquí texto y comentario en pp. 33-37.

136 Del mundo eterno creador, himnos de laudes del Tiempo Ordinario, ver aquí en pp. 43-49.

137 Ibídem.

138 Inmersos en el gran misterio, himno de laudes del Tiempo Ordinario, ver aquí en pp. 50-54.

139 Lc 1,42-45: Magnificat anima mea Dominum…: es la oración de María en respuesta a las palabras que le dirige Isabel, encinta de Juan el Bautista: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿A qué debo que la madre de mi Señor venga a mí? Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído que la palabra del Señor se cumplirá!».

140 Sal 5,12.

141 Sal 8,3-5.

142 Sal 18,17-20.28.

143 Sal 20,7-9.

144 Sal 31,22-23.

145 Sal 33,10-11.

146 Sal 35,10.

147 Sal 39,9.23-24.

148 Sal 89,48.

149 Sal 130,6.

150 Sal 147,6.11.

151 Sal 149,4.

152 La referencia es tanto a la vocación cristiana como a la vocación de entrega a Cristo en virginidad.

153 Cf. 1 Cor 13,2.

154 Sal 50,14.

155 Lc 1,45.

156 Rm 4,18-22.

157 Benedictus Domine…: es la oración de Zacarías en el momento en que recupera el habla, al nacer Juan el Bautista, el hijo que le había anunciado el ángel.

158 Mt 28,20. Este versículo sirve de antífona inicial y final en la versión cantada del Benedictus o Cántico de Zacarías, con música del monasterio de Vitorchiano.

159 Jn 5,39.

160 Sal 92,7.

161 Jn 1,11.

162 Cf. Jn 8,43-44.

163 Cf. Lc 24,5; 1 Jn 1,1-2.

164 Cf. Gn 15,1ss.

165 Cf. Sal 72,7.13.

166 Jn 1,14.

167 Lc 2,29-32: Nunc dimittis Domine servum tuum… es la oración del anciano Simeón cuando toma en sus brazos al niño Jesús, presentado en el templo por María y José.

168 Lc 2,36-38.

169 Lc 2,35.

170 Cf. Jer 3,17; 7,24; 11,8; 16,12; 18,12.

171 K. Woityla, Invocazione IV, en «Tutte le poesie», Edizione speciale per il Corriere della Sera, Milán 2005, p. 96.

172 Juan Pablo II, Redemptor hominis, 7.

173 Antífona de la bienaventurada Virgen María en el Tiempo de Pascua.

Reina del cielo, alégrate, aleluya./ Porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya./ Ha resucitado según su palabra, aleluya./ Ruega al Señor por nosotros, aleluya./ Goza y alégrate, Virgen María, aleluya./ Porque verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya./ Oremus. Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

174 «Llena en lo profundo el corazón de tus fieles», Veni Sancte Spiritus, secuencia del Tiempo ordinario y de Pentecostés.

175 Prefacio pascual II.

176 Himno de la Dedicación del templo, canto ambrosiano del siglo V.

Cristo, Señor de todo y dador de vida,/ engendrado de la mente del eterno Padre,/ escucha benigno la voz y el canto de los que te suplican humildemente.// Mira, oh Dios, cómo tu pueblo suplicante/ hace resonar en el templo su ruego,/ en el día del año en que celebramos su fiesta.// Esta casa surge debidamente dedicada a ti, según el rito;/ en ella el pueblo toma del altar el Cuerpo consagrado,/ y bebe la bienaventurada Sangre.// Aquí las aguas sagradas/ limpian las culpas de los pecadores y anulan sus penas;/ con la unción es creada la estirpe invencible de los cristianos.// Aquí das salud a los enfermos,/ remedio a los débiles, luz a los ciegos;/ aquí, oh Cristo, nos liberas de la culpa y ahuyentas todo temor y aflicción.// Aquí es anulada la presa feroz del demonio;/ el monstruo obstinado tiene miedo/ y, soltando los miembros que retenía, huye veloz a la profundidad del abismo.// Este lugar es llamado, con verdad,/ Corte del Rey celestial,/ puerta resplandeciente del cielo, que recibe a todos los que anhelan la patria de la vida.// Ninguna tempestad lo sacude,/ el remolino de los vientos no lo destruye/ y las nubes no lo penetran; el negro Tártaro de oscuras tinieblas tiene pavor de esta casa.// Te pedimos, pues, suplicantes,/ que gobiernes con rostro sereno a tus siervos,/ que celebran con gran amor los gozos de tu templo.// Que ninguna tempestad sacuda nuestras vidas;/ sean los días serenos y las noches plácidas;/ que ninguno de nosotros pruebe el fuego cuando el mundo perezca.// Este día, en que miras al templo a ti consagrado,/ nos obtenga alegría perenne;/ y (este templo) permanezca sólido para nuestro uso por un largo espacio de tiempo.// Resuene la alabanza al Padre supremo del cielo,/ y se module con un dulce himno/ la alabanza al Hijo del Padre y también al Espíritu Santo por todos los siglos. Amén.

177 La RAE define así el término «almo»: criador, alimentador, vivificador.

178 Jn 5,17.

179 Sal 41,12.

180 Jn 8,44.

181 Cf. Sab 1,13-15.

182 Cf. Gal 3,27-28.

183 Ver aquí nota 173 en p. 177.

184 Dt 6,9; 11-20: «Y las escribirás [las palabras del Shemá] en las jambas de tu casa y en tus puertas». Una mezuzá colocada en el marco de la puerta señala al hogar como judío. Contrariamente a la creencia popular, no es el envase externo, sino el rollo de pergamino que hay dentro. Contiene el Shemá, un pasaje bíblico que declara la unicidad de Dios y la dedicación del pueblo judío al Todopoderoso.

185 Ver aquí nota 66 en p. 78.

186 Invocación que abre la oración litúrgica comunitaria.

187 Ap 22,20.

188 Cf. Sal 40,14.

189 Rm 8,24-25.

190 Flp 3,12.

191 Jaculatoria recurrente en la oración litúrgica.

192 Veni Sancte Spiritus, secuencia gregoriana del Tiempo Ordinario y de Pentecostés, ver aquí texto y comentario en pp. 120-126.

193 Rm 8,32; 1 Tes 5,18-21; Heb 2,8; 4,15.

194 Jn 14,2.

195 Cf. T.S. Eliot, «Coros de ‘La Piedra’» VII, o. c., pp. 180-183.

196 Mt 28,20.

197 Ap 22,17-20.

198 Ap 22,4.

199 Ap 22,6.

200 Ap 22,12.20.

201 Lc 21,36.

202 Ver aquí texto y comentario en pp. 31-32.

203 Se hace referencia al momento de la «profesión» que establece la admisión definitiva de los aspirantes a la Asociación Memores Domini.

204 Cf. Sal 19,6.

205 Himno de vísperas del Tiempo de Pascua (monasterio de Valserena). Don Giussani cita este himno en el comentario de pp. 108-111.

Luigi Giussani

Toda la tierra anhela ver tu rostro

Prólogo y selección de los comentarios: Milene di Gioia

Traducción y adaptación a la liturgia española: Carmen Giussani

Con la colaboración de José Luis Almarza

Título original: Tutta la terra desidera il Tuo volto

© De la edición original: Fraternità di Comunione e Liberazione, 2000

© Ediciones Encuentro, S. A., Madrid, 2018

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100XUNO, nº 30

Fotocomposición: Encuentro-Madrid

ISBN: 978-84-9055-860-7

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