ROGER VINTON

Se autodefine como «un hombre como es debido» y desde el mes de abril de 2012 comparte su peculiar manera de interpretar la realidad con todos los lectores que quieran seguirlo en rogervinton.org.

Sus escritos son de amplio espectro y poseen una doble vertiente: la de divulgar una visión heterodoxa del día a día y la de ser una terapia contra el malestar que le provocaba asistir impasible a la manipulación de la información publicada. En un admirable ejercicio de visión panorámica, Vinton nos puede hablar de los secretos de las multinacionales, del Procés catalán, de la gestión del Barça, de las conspiraciones que rodean hechos determinantes de la historia reciente o, incluso, de su percepción trascendente de la vida. Pero, por encima de todo, sus escritos más valorados son los que nos desvelan las telarañas del Poder en Cataluña.

Pese a que algunos periódicos han publicado que se trata de un pensionista del Garraf o que a menudo se extiendan rumores acerca de su identidad, lo cierto es que muy poca gente puede asegurar que lo ha tratado en persona.

 

 

 

 

Título original: La gran teranyina

© Roger Vinton, 2017

© Edicions del Periscopi SL, 2017

 

Primera edición en lengua castellana: septiembre de 2019

Edición digital en lengua castellana: septiembre de 2019

 

La traducción de esta obra ha contado
con una ayuda del Institut Ramon Llull

 

 

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© De la traducción: Miguel Alpuente Civera

© De la fotografia del autor: Roger Vinton, 2017

Diseño de cubierta e ilustración original de Edicions del Periscopi

 

ISBN: 978-84-949832-9-0

Conversión epub: ePubOnline

 

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Prólogo a la edición en castellano

 

Una máscara para ver

Suso de Toro

No puedo presentar a Roger Vinton porque no lo conozco personalmente, y así debe ser. (Aunque me viene a la mente inmediatamente que «persona» era la máscara del actor en griego, así que, si la etimología encierra algo de verdad, «Roger Vinton» es la persona que interesa y no la otra persona oculta detrás y que un día se atrevió a ser Roger Vinton. Comprendo que interpreten esta digresión como pura pedantería, lo es pero no del todo.) Me gusta que su nombre, pudiendo ser catalán, pueda ser también francés y pueda ser el de un cantante melódico, de un perfumista o de un modisto. Adoro lo esnob pero además le viene bien el guante a quien se atreve a asomarse y recoger muestras de ese pozo negro que es el poder.

Este relato tiene la pulcritud de un contable pero está escrito con tinta peligrosa, no imagino que después de un acto de violencia intelectual y de un gesto cívico como es este libro pueda escribir otros, pues hay aquí una concentración de energía e intención que nace precisamente de liberar lo reprimido. Libros así son únicos, puede que hubiese que crear a un autor, Roger Vinton, ex profeso para que pariese este libro únicamente.

Si hubiese que escoger un rasgo que reuniese y explicase a la sociedad española en conjunto escogería la infantilización obligada, el vivir bajo la prohibición paterna de crecer y vivir la vida adulta con sus responsabilidades y sus obligaciones. Este estado, fundado por la violencia más que cualquier otro en el continente europeo, es una esfera tutelada y gobernada por figuras en sombras. Vinton clava la luz de su reflector sobre esas sombras que se mueven sobre su ciudad y su país, Barcelona y Cataluña.

Abre su libro con una escena que serviría para anunciar un relato criminal; puede que el libro sea eso, un suceso luctuoso que siendo triste y trágico se ve contaminado también con algo de lo secreto y lo sucio, porque en realidad el libro trata de eso, de lo sucio y lo corrupto. El autor traza el mapa del poder, los mecanismos para rapiñar riqueza y la madeja incestuosa de familias entrecruzadas, una conspiración que solamente puede crecer en el silencio y la oscuridad y que aquí aparece desnuda y se muestra obscena. El libro tiene algo de escena teatral y nos dice: «Sí, así actúan los ricos y lo hacen con toda naturalidad porque así funcionan las cosas.»

Los visionarios que soñaban cambiar la realidad o, al menos, la sociedad —ya no hay de esos—, hablaban de vaguedades imaginadas, pero la realidad dura es la realidad del poder y aquí desfilan los poderosos con sus reales porquerías y nadie tira de la cisterna. Atreverse a hacer el recuento de las maniobras y fechorías sin duda le habrá pedido guantes y mascarilla al autor.

Cuando decimos «memoria histórica» hablamos de conocer las bases del tiempo que nos toca vivir. ¿Quieren memoria histórica? Pues este libro es pura memoria histórica, conocimiento de nuestra realidad. Una realidad económica y política que viene de décadas y décadas y llega a nosotros enferma, padece la podredumbre de sus estructuras, la «aluminosis» que aparece en el libro como una verdadera metáfora de la codicia, las prisas y el modelo de desarrollo económico que nació y sigue naciendo de las mismas entrañas del franquismo.

Un conocimiento, un desvelamiento de lo velado, focalizado en Cataluña pero que alcanza al espacio de la realidad española. Allí la trama del poder económico se organizó como esa telaraña tejida con la complicidad del poder de este Estado y con su tolerancia, aunque no nacida directamente del poder político. El ser un espacio autónomo y periférico al centro del poder marca la diferencia con la gran y vetusta trama de hilos de acero que es el poder de la Corte.

Roger Vinton nos ofrece su trabajo de iluminista de la tramoya del poder oculto en Cataluña, nos da su acto de decencia democrática, su autocrítica como ciudadano que siente vergüenza y que desea una sociedad decente. Nos da su ejemplo.

¿Quién va a continuación a realizar esa tarea de desentrañar los nudos del poder económico, político, judicial, mediático de la Corte que nos afecta y nos encierra a todos? ¿Será también Roger Vinton? ¿Otra persona detrás de la máscara de otro Roger Vinton? Porque la máscara hará falta para protegerse de la venganza de quien ose.

 

Prólogo a la edición en catalán

 

Roger Vinton, una actitud como es debido

Andreu Barnils

A pesar de la mala prensa que arrastran, yo soy un gran partidario de la gente que usa pseudónimo en las redes sociales. Roger Vinton es un caso. Pero hay más. Recuerdo, por ejemplo, a Catman, una persona a la que no conocía y que me hizo llegar por correo electrónico una información valiosísima sobre la extrema derecha catalana. Una vez contrastada, la publiqué en el periódico en el que trabajo, VilaWeb. ¿Por qué? Porque era buena, cierta y contrastable. Pero los pseudónimos que me gustan no son los del tipo de gente que se dedica a insultar aprovechando el anonimato. Que también los hay. Al contrario, los que a mí me gustan se dedican a informar. Y si utilizan anónimos es para ser más valientes. Para atreverse. Tan sencillo, y tan bestia, como eso.

Este es el caso de Roger Vinton, un hombre que, en Twitter, en vez de insultar llama «bonita» a la gente y que se ha especializado en informar sobre la telaraña de los hombres poderosos de Cataluña. Desde profesionales inmobiliarios hasta banqueros pasando por La Caixa. Todo un mundo que ha explicado en su blog. Y que ahora ha convertido en libro.

El añorado historiador Josep Termes hablaba del enorme fracaso que, como sociedad, somos. ¿Cómo es posible, decía, que sepamos los nombres, los apellidos y las direcciones de los hombres y las mujeres más pobres de Cataluña y, en cambio, no tengamos la lista de los hombres más ricos? ¿Por qué a los de abajo los tenemos controlados y a los de arriba no? Él, como historiador, y yo, como periodista, en este punto hemos fallado. Roger Vinton intenta remediar esa situación con este libro. Conocer a los de arriba como ejercicio de salud democrática. Y la frase es del mismo Vinton: «El sistema económico ha de cambiar. El problema es que los que quieren cambiarlo no saben cómo funciona. Y los que saben cómo funciona no lo quieren cambiar». Por eso Roger Vinton, además de escribir libros, cree que debe darse a la población una formación básica en economía para evitar que la engañen.

El día que comí con Roger Vinton descubrí tres cosas fundamentales. Primera: que existe. No es un robot. Como tantos otros, si escribe con pseudónimo es para ser valiente y evitar represalias. Segunda: que conoce el mundo de la economía catalana y a sus personajes de primera mano. Se dedica profesionalmente a ese mundo. En algunos casos, habla de gente a la que conoce personalmente. Y tercero: que lleva la escritura dentro. De ahí que este no sea su primer libro. Aunque provenga del mundo de los números, se ha preocupado por formarse literariamente y acepta, con un punto de orgullo, que la cabeza le funciona a mil por hora; y precisamente por eso escribe: es una manera de ordenarse. Y lo hace a conciencia: todos los textos de creación propia los acaba leyendo en voz alta. Es la obsesión por el ritmo de la frase.

Sus autores de ficción preferidos son Pere Calders, Edgar Allan Poe y Quim Monzó. Es, además, un gran lector de las esquelas de La Vanguardia, uno de los pocos lugares donde aparecen los ricos de Cataluña, y también sus familias. No es un detalle sin importancia. En los Estados Unidos se ha estudiado que el factor determinante para saber si serás rico es sobre todo una cuestión de herencia: si tus padres eran ricos, eso determina que tú lo vayas a ser. Para Roger Vinton, en Cataluña pasa exactamente lo mismo, como demuestran las esquelas de La Vanguardia. Aquí, según Vinton, la mayoría que tiene dinero viene del dinero. Al contrario del tópico que nos venden, hacerse rico es muy raro. Son cuatro. Por eso en el libro que tenéis en las manos Roger Vinton dedica tantos esfuerzos a establecer las conexiones familiares y de nacimiento de tantos hombres y mujeres, ricos de Cataluña. Con árboles genealógicos incluidos. Primos, hermanos, hijos, compañeros de colegio. Todos conectados.

En este libro, se describe a banqueros, empresarios inmobiliarios, cerveceros, farmacéuticos y miembros del Opus Dei. Encontramos a mujeres riquísimas gestionando su patrimonio y casos de asesinato. Y en conjunto constituye un intento de explicar la gran telaraña de los ricos catalanes, sus relaciones endogámicas, sus juegos de bridge y sus negocios globales. Al lector corresponde decidir si Vinton ha conseguido su propósito o no. Pero una cosa sí está clara: que Roger Vinton sea un pseudónimo, y no un nombre real, no lo define tanto a él como a nosotros.

 

 

A mi familia.

A los amigos que, más o menos intensamente,
han sufrido este proyecto.

A los seguidores de Twitter y de rogervinton.org que han prestado apoyo incondicional al proyecto y me han hecho llegar sus ánimos en los momentos más complicados.

A la editorial —en sentido amplio—,
por la apuesta.

A J. C. Gimferrer (1895-1978),
por haber sido una continua fuente de inspiración.

A Vinton A. B. (1903-1963),
por aportar dosis de exotismo a la familia.

A los buscadores de la verdad,
en especial a A. F. K. y a A. M.

A Marta (1972-2016).
Tu sonrisa permanecerá para siempre.

 

Introducción

No es ningún secreto ni ninguna novedad que siempre ha habido gente poderosa y gente dedicada a obedecer. Además, todo parece indicar que es un esquema que se perpetúa porque está arraigado en lo más intrínseco de la especie humana. A las fuerzas que históricamente han controlado la partida, aquellas que podemos englobar bajo el concepto de «Poder» —con mayúscula—, no les interesa en absoluto que se produzcan grandes cambios en la sociedad, porque su principal objetivo es mantener el propio estatus y, por tanto, invertirán muchos esfuerzos en detener o poner bajo control cualquier cambio social que pueda hacerles perder sus privilegios. Eso sí, sin que la dualidad entre poderosos y siervos deje de existir, la intensidad con la que se ejerce el poder tiende a menguar. La virulencia que muestra el Poder hoy solo puede ser la respuesta a una pérdida gradual del dominio que ejerce sobre la población, una pérdida motivada por el cambio de escenario que se vislumbra gracias a la aparición incesante de nuevas tecnologías, especialmente ese trasunto de los míticos registros akáshicos llamado Internet.

Es cierto que la aparición de nuevos medios para difundir información va de la mano de la aparición de nuevos territorios donde aplicar técnicas de manipulación y de intoxicación —dos herramientas fundamentales de autodefensa del Poder—, pero también es verdad que la democratización de los canales por donde fluyen los bits de información ofrece al ciudadano la oportunidad de defenderse de la manipulación, aunque solo sea dudando metódicamente de las versiones oficiales que proporciona el Poder sobre los acontecimientos que van sucediendo.

La sociedad en red permite conectar agentes hasta ahora aislados y, en consecuencia, ofrece la posibilidad de construir mayorías inéditas en espacios en los que hasta ahora solo existía un voluntarismo individual que moría por falta de masa crítica antes de poder extenderse como una mancha de aceite. Así pues, asistimos al nacimiento de una agregación de ciudadanos con inquietudes que, antes de la aparición de las redes, se sentían como pistoleros solitarios sin capacidad para hacer proselitismo y convenientemente desanimados por el Poder, que subrepticiamente los convencía de que estaban solos y de que no eran más que piezas defectuosas de una sociedad diseñada al milímetro. O la asimilación o el sacrificio en vano: ese era el discurso dominante. Por tanto, las nuevas posibilidades que permiten entrelazar todos estos cerebros hasta ahora dispersos en la gran sopa humana son elemento clave para socavar los cimientos del Poder.

Con todo, debe darse un paso previo estrechamente relacionado con la información y que resulta imprescindible para construir las nuevas mayorías virtuales. Este paso inicial es el diagnóstico, el mapeado de la situación necesario para entender cómo funciona el Sistema y, de paso, descubrir sus puntos débiles. En este sentido, el acceso a la información es fundamental. Hasta hace poco, la consulta de archivos era lenta, trabajosa y a menudo inútil, porque la inversión de tiempo requerida para llevar a cabo búsquedas profundas quedaba fuera del alcance de la mayoría de la población, que, por tanto, renunciaba a investigar antes incluso de ponerse a ello.

La información existe, y quien dice información dice las respuestas a muchas de las preguntas que nos hacemos. Tan solo hay que ordenarla y contemplar el lienzo con visión panorámica. El problema es que los gremios supuestamente responsables de la gestión de la información no hacen su trabajo, seguramente por una serie de razones que van desde los intereses de negocio hasta la simple desidia, y por tanto la mayor parte de la población nunca tiene acceso al rompecabezas completo. El ejercicio que supone este libro, consistente en trazar conexiones de manera infatigable, pretende llenar ese vacío. Cuando se dibujan estas conexiones, a priori invisibles, ante nuestros ojos aparece la gran telaraña del Poder.

En el panorama editorial catalán existen determinadas obras —algunas las mencionamos en la bibliografía final— que tratan con gran acierto el asunto de las familias y de los intereses corporativos, y que han permitido que los lectores empiecen a hacerse una idea del gran mosaico de la sociedad catalana, al esbozar el aspecto general de esa realidad permanentemente fragmentada en la mente del ciudadano medio. En esta obra hemos querido ir unos pasos más allá y trazar vínculos hasta ahora inéditos, tanto en un momento determinado como a lo largo de la historia, contextualizando hechos trascendentales del pasado que habían caído en el olvido o habían quedado como islotes totalmente desconectados de la realidad de Cataluña.

Como bien sabía el artista norteamericano Mark Lombardi, el aspecto final del rompecabezas a menudo puede sorprender al mismo autor que ha ordenado las piezas. Y, de rebote, ocasionarle consecuencias funestas. Respecto de esto último, esperamos que no sea el caso.