Título original: Fumando en La Habana. Los Upmann: una familia cubano-alemana
Edición y corrección: Neyda Izquierdo Ramos
Diseño de colección: Yadyra Rodríguez Gómez
Diseño interior, cubierta y emplane: Carlos Javier Solis Mendez
Realización de imágenes: Elvira M. Corzo Alonso
Conversión a ebook, ajuste de imágenes y revisión: Ana Molina G.
© Raúl Martell Álvarez, 2016
© Sobre la presente edición:
Ediciones Cubanas, Artex, 2016
ISBN 978-959-7230-91-5
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Del tabaco, solo queda la virtud del que lo trabaja. De la hoja escrita, queda tal vez la razón de su derecho, y el modo de conquistarlo.
José Martí
“Carta al amigo mío Serafín Bello”
Nueva York, noviembre 16 de 1889
En su poema Pequeña historia de Cuba dice Eliseo Diego al referirse a los rituales aborígenes
Pero los negros no tenían ni grandes templos ni tampoco pirámides
ni hermosos ritos crueles por los que suba el humo de la sangre
a borbotones de miles y de miles de sacrificios humanos.
(Tampoco los taínos enviaron a los cielos otro humo ritual que el del tabaco).
No trajeron, los negros, en la estrechez de los barcos negreros,
más que su música y sus bailes y esa voz que resuena como
en el mismo corazón del hombre.
Numerosas personas han colaborado en la consecución de esta investigación que presentamos en las páginas siguientes a la consideración del lector.
El clímax de estos años de trabajo ha sido el compromiso de afrontar este ambicioso proyecto de investigación sobre la vida, durante más de 170 años, de las diferentes generaciones de Upmann en el desarrollo de disímiles aspectos de la vida de nuestra patria.
Para ello he contado, en primer lugar, con la más amplia y compresiva colaboración de todos los integrantes de la familia Upmann, desde la inefable y nonagenaria Hortensia Villar Valdés-Miranda hasta el más joven de los Upmann, en la persona de Diosbany Upmann Machín.
Además de los miembros de la familia Upmann, he recibido la cooperación de mis amigos en estos temas; Manuel Torres, Gemeil y Matthías Franz, con quienes participé en la redacción del libro El tabaco cubano y los alemanes, publicado en alemán, en julio de 2013, en Stuttgart, Alemania.
También han estado atentos todo el tiempo a mis inquietudes el viejo compañero de luchas estudiantiles Pedro Pablo Limas Holano y su paciente esposa Magaly Madam Vila, quienes han tenido que soportar estoicamente mis llamadas, a cualquier día y hora de la mañana y de la noche. Limas tabaquero en H. Upmann y conocedor, de muchos antiguos y actuales trabajadores de esta fábrica.
Todos y cada uno de los 27 entrevistados colaboraron con dedicación a encontrar los hilos de esta madeja de hechos y situaciones que se abordan en el trabajo con sinceridad, seriedad y amor por el tabaco cubano y su historia.
El Museo del Tabaco, en las personas de su Directora, la Maestra Zoe Nocedo Primo y sus colaboradores, me brindaron valiosas informaciones sobre este fascinante mundo del habano.
El incondicional hermano José Eduardo García González, siempre dispuesto, ocupó un importante papel en la ayuda informática y edición para escritos, conferencias, power point, etc., que se han desarrollado durante estos años.
Otros amigos y familiares me ayudaron con sus conocimientos y ánimos para transitar en estos ya años de trabajo, robándole a ellos minutos de su tiempo y su atención, sobre todo en el caso de mis familiares por la desatención que me obligó la búsqueda de informaciones y datos.
Mucho queda por investigar y descubrir para completar el cuadro de esta excelente familia alemano-cubana Upmann.
Toda obra dirigida al estudio de la sociedad cubana, a sus estructuras económico-sociales, a la complejidad de las interrelaciones entre clases y grupos, así como a los valores que entraña su cultura, adquiere potencial valor histórico, pues de lo que se trata es de no perder la historia, contarla desde posiciones objetivas, convincentes, lo que presupone una historia no vista en blanco y negro, sino colmada de colores y matices.
Profundizar en los elementos antropológicos del país, y en particular realizar la búsqueda del contexto familiar, adquiere un valor agregado, pues en ella se asienta la célula esencial de la sociedad.
A partir de estas consideraciones cobra importancia mayor el estudio de una familia que refleja lo que ha podido ser la inmigración y la emigración en Cuba, la posición desde la clase o grupo que ocupa dentro de la sociedad, así como el papel relevante o no en el desarrollo económico de la Isla; añadiría a ello poder tener la posibilidad de encontrar, en ese árbol genealógico, desde la figura central que es motivo de investigación hasta la más pequeña de esa descendencia.
Raúl Martell Álvarez, quien nos presenta esta monografía en su quehacer como investigador, no se ha conformado con rastrear las huellas de la presencia alemana en Cuba, quizás como agradecimiento a los años que estudió en ese país y su experiencia como miembro y ejecutivo del Casino Alemán de La Habana, sino que va mucho más allá, al quedar atrapados en su análisis los aspectos socioeconómicos y culturales del entretejido que brinda la cultura tabacalera en Cuba, que ha aportado las marcas y vitolas que viajan por todo el orbe, como demostración del tabaco negro torcido de más calidad en el mundo.
En su búsqueda, pone al descubierto una inmigración alemana que expresa su presencia en la economía de la Isla con una relación directa con los habanos y las marcas más emblemáticas de la gama de su vitolario, en particular aquella que, establecida en 1844, ha llegado hasta nuestros tiempos recorriendo los más recónditos rincones de todo el mundo.
La obra Fumando en La Habana. Los Upmann. Una familia alemano-cubana se aleja de la tipología de los libros dedicados a las marcas de los habanos, ya que su pretensión esencial está en penetrar en los propietarios, un poco de historia de la fábrica y el vitolario tributando con sus características organolépticas, que tienen también una gran importancia para un segmento de los lectores.
Este nuevo texto nos brinda una información de las relaciones comerciales que desde el siglo xviii ya evidenciaban los intereses de varios alemanes por el tabaco cubano, los intercambios comerciales en este sentido e incluso la incidencia de las hojas del puro procedente de La Habana en importantes ciudades de Alemania; asimismo aborda algunos antecedentes de estas relaciones.
Herman Dietrich Upmann llegó a la Isla en busca de fortuna, no es nada atípico en la época, así como otros europeos que tenían negocios y decidían introducirse en el mundo del tabaco. El estudio de cada una de las principales figuras del mundo del habano de fines del siglo xviii y primera mitad del siglo xix nos conducirá a destacar perosnas ilustres de la época, que lograron sustanciales fondos financieros, e incluso títulos nobiliarios, como resultado, entre otros negocios, de las remesas de tabaco que en rama o torcido enviaban a la Corona.
Pocos años después vino a acompañarlo su hermano August Ludwig. Lo principal está en que los Hermanos Upmann encontraron rápidamente en la hoja primada de Cuba esta posibilidad, aspecto que queda bien definido por el autor, siendo significativo que la marca se ubica desde los primeros tiempos entre las preferidas en el mundo. Su sabor medio llegó a los fumadores que la convierten en su preferencia, con más de noventa marcas desde su fundación, resultando premiada desde sus inicios en las ferias internacionales más importantes a mediados del siglo xix, de los que brinda una información detallada este estudio, así como de las medallas recibidas por esta marca y su vitolario a lo largo del periodo antes mencionado. Además, resulta interesante conocer la familia Upmann, que también se convierte en directiva esencial del Casino Alemán de La Habana, cuyo quehacer queda reflejado en esta obra.
En el texto queda bien evidenciado el desarrollo que alcanza la marca, la extensión gradual de su vitolario, las asociaciones que con otros alemanes tienen sus fundadores en aras del fortalecimiento de esta, así como su participación en la Havana Cigar Brand Association, como medio de enfrentar la crisis económica de la década del ochenta del siglo xix. Es importante además cómo el autor penetra en esta segunda generación de los Upmann, poco mencionada, cuando sus descendientes continúan la dirección ante la muerte de Hermann y el regreso a Bremen de August, y aun así los Upmann continuaron siendo un fuerte poder dentro del ámbito tabacalero y bancario en el país.
Resulta interesante, al consultar esta obra, la relación que logra establecer el autor de forma clara y concisa entre la Primera Guerra Mundial, su repercusión en Cuba y los daños ocasionados por la crisis económica mundial, porque ubica con certeza la quiebra de estos propietarios, no obstante haberse situados en la primacía del poder económico en Cuba. A ello suma el análisis de las consecuencias, en especial para quienes como alemanes integraban la “Lista Negra”, de la cual los Upmann no estuvieron exceptos. Pero ante la disolución de los negocios Upmann, Martell no concluye con su investigación y decide continuar el camino de esta colosal marca con la venta a la firma inglesa J. Frankau S.A.
La Madama, esa bella instalación desaparecida de Carlos III, pasaba a manos del capital inglés, y el autor, a partir de este instante, realiza un pormenorizado análisis de los cambios que se operan en cuanto a los propietarios de la firma y la industria. Estas llegan posteriormente a las manos del español Alonso Menéndez García; y Martell logra testimonios incluso de tabaqueros que laboraron en la década del cincuenta del siglo xx , fieles exponentes de quienes con sus manos torcieron las vitolas de H. Upmann y de Montecristo, dos de las más prestigiosas marcas de los habanos.
En su continuo estudio, el autor nos presenta a otra figura emblemática de la presencia alemán en esta industria, Gustavo Bock, quien no solo es ubicado como uno de los dueños de los grandes consorcios de los fines del siglo xix, sino como Presidente del Casino Alemán de La Habana, entre 1875 y 1887; por lo que se muestra otra arista de esta historia, en un periodo de doce años, que refleja la relación de esta inmigración y la industria del tabaco.
Reconocimiento tiene este autor, que no se conforma con la historia de la fábrica, sino que penetra en las luchas sociales de los tabaqueros, resaltando las asociaciones obreras que nacen en ella, relacionándolas con la lucha obrera de la época, el papel que desempeñaron los tabaqueros por la preparación patriótica que llegan a alcanzar, entre otras razones por la Lectura de Tabaquería, a la cual dedica el autor varias líneas, dada además su condición de Patrimonio Cultural de la Nación. La expresión de la lucha obrera por parte de los tabaqueros de H. Upmann, y del resto de ese sector, lo extiende en su análisis a toda la República, mostrando ejemplos valederos de la acción constante de este sector imprescindible en la historia de Cuba.
El testimonio familiar impera nuevamente cuando logra en su investigación obtener datos que muchas veces se pierden en la historia posrevolucionaria, al quedar intervenida la fábrica, develando los recuerdos que los trabajadores guardan en sus mentes de esos tiempos.