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creditos

Primera edición

Editorial Tecnológica de Costa Rica, 2001.

Primera reimpresión

Editorial Tecnológica de Costa Rica, 2004.

Segunda reimpresión

Editorial Tecnológica de Costa Rica, 2009.

Tercera reimpresión

Editorial Tecnológica de Costa Rica, 2010.

Meza Ocampo, Tobías

Geografía de Costa Rica / Tobías Meza

Ocampo. -- Cartago : Editorial Tecnológica

de Costa Rica, 2001.

124 p.

Clasificación sugerida: 910.7286

 

ISBN 9977-66-123-5

ISBN EPUB 978-9977-66-272-5

1. Geografía 2. Costa Rica

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Al Dr. Jean Pierre Bergoeing Guida,

por sus valiosos aportes en el campo

de la geografía costarricense.

A la memoria de mi padre

Rodolfo Meza Peralta

Introducción

La presente investigación surgió como una necesidad de llenar un vacío existente en el campo de la geografía ambiental de nuestro país, ya que no se podía localizar un texto que sintetizara los aspectos más relevantes que se habían publicado en relación con la historia geológica de Costa Rica, así como las migraciones de especies de flora y fauna, las que habían utilizado como vía de tránsito el territorio ístmico de América Central, facilitando la dispersión de esas especies tanto por Norte como por Sur América. Estos procesos facilitaron que se hubiese desarrollado en nuestro territorio una rica biodiversidad de especies perteneciente a ambos continentes. Leslie Holdrige basado en el calor, temperatura y la humedad, dividió al país en 12 zonas de vida, efectuando un estudio bastante pormenorizado de ellas, de las cuales se encontrará aquí una síntesis.

Otro de los temas abordado ha sido el fenómeno del ENOS (El Niño-oscilación del Sur), así como las consecuencias que se derivaban de éste fenómeno y de La Niña. Igualmente consideramos necesario dar a conocer las políticas ambientales que se habían establecido en el país así cómo las diversas instituciones gubernamentales encargadas de fomentar su establecimiento, con el fin de mejorar la situación de nuestros recursos naturales.

Costa Rica ocupa un lugar de privilegio en el ámbito internacional, debido a que alrededor del 35% de su territorio nacional se encuentra protegido por un sistema Nacional de Áreas de Conservación, que incluye diferentes categorías de manejo: Parques Nacionales, Reservas Biológicas, Refugios Nacionales de Vida Silvestre, Reservas Forestales, Zonas Protectoras y Humedales. Otra categoría que es importante citar son las Reservas indígenas, por cuanto estos territorios se encuentran protegidos mediante una legislación especial, así como los Monumentos Nacionales. Las Reservas de la Biosfera y las áreas declaradas Patrimonio de la Humanidad pueden encontrarse en cualquiera de las categorías anteriormente mencionadas, siempre y cuando hayan cumplido con los requisitos que han sido estipulados para estos casos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

La culminación de este trabajo no hubiese sido posible sin la colaboración desinteresada de Guillermo Alvarado Induni, quién publicó una valiosa investigación que lleva por título Historia Natural Antigua, de la cual nos permitió utilizar su segundo capítulo como base, con el fin de adecuarlo metodológicamente, para que el público lector pudiera conocer las más recientes investigaciones que se han efectuado en este campo, al ser tomada Costa Rica como puente y filtro de especies que provienen tanto de Norte como de Suramérica. Para aquellos lectores que deseen profundizar más en esta área, les remitimos a dicha obra, donde no solo encontrarán un valioso aporte al conocimiento de nuestro territorio, sino también una extensa e importante bibliografía. Igualmente agradecemos a Lenín Aguilar Chávez por su valioso aporte a la hora de elaborar el apartado relacionado con las Zonas de Vida de Holdrige.

Deseo manifestar mi gratitud a todas aquellas personas que colaboraron aportando material, sugerencias o revisando el texto. Los errores que puedan encontrarse en este trabajo son enteramente de nuestra competencia y no de las obras o investigadores consultados.

Historia geológica de Costa Rica

La estructura del planeta

La parte interna de la Tierra está formada por distintas capas concéntricas, que se caracterizan por tener diferente densidad y composición. Estas capas, según la descripción de Peraldo y Montero (1994), son:

Núcleo. Es una capa muy densa, compuesta, posiblemente, de hierro (Fe) y níquel (Ni), por lo que se le denomina Nife. Se subdivide en un núcleo interno sólido y uno externo que se comporta como un fluido o líquido. Se localiza a una profundidad de entre 2.900 km y 6.300 km.

Manto terrestre. Está localizado entre los 10 km y los 0,33 km en las partes oceánicas, mientras que en las zonas continentales tiene hasta 2.900 km de profundidad. Se subdivide en una capa inferior de características rígidas llamada mesosfera, una capa intermedia que se denomina astenosfera y que se comporta geológicamente como un material viscoso-plástico y, por último, una capa superior rígida, la litosfera, que comprende la corteza terrestre y la parte superior del manto. La litosfera alcanza una profundidad de entre 100 km y 150 km desde la superficie terrestre, a través de una zona de transición.

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Corteza terrestre. Por su composición química se divide en: corteza continental, compuesta de material silíceo, ácido en su parte superior y básico en su parte inferior, con un espesor promedio de 33 km, y corteza oceánica, de mayor densidad que la corteza continental y compuesta en su parte superior por rocas sedimentarias, producto del transporte de sedimentos finos desde el continente y de restos de microorganismos marinos; la parte inferior, por debajo de estas capas sedimentarias, está compuesta por rocas, desde ígneas hasta ultrabásicas. La corteza oceánica tiene un espesor promedio de 6 km.

En el pasado, la teoría geológica aceptada para explicar el origen de las montañas, continentes y océanos era la teoría del geosinclinal, según la cual los lentos movimientos de hundimiento (epirogénicos) producían gigantescas depresiones que originaban cuencas oceánicas, a la vez que en sus bordes se producía el proceso de orogénesis (formación de montañas). Esta teoría no explicaba satisfactoriamente el origen de gran cantidad de fenómenos geológicos, como los sismos y erupciones volcánicas en estrechas pero activas regiones de la Tierra.

Posteriormente, las nuevas técnicas de investigación marina llevaron a una serie de descubrimientos geológicos y geofísicos que originaron el planteamiento de otra teoría: la tectónica de placas, la cual explica más claramente los fenómenos geológicos que se presentan en la naturaleza. Es una teoría mucho más dinámica, pues considera que la parte superior del globo terráqueo está en constante movimiento, debido a la interacción de diferentes fuerzas internas.

Al inicio del presente siglo, el meteorólogo alemán Alfredo Wegener sugirió que los continentes estuvieron unidos formando un supercontinente, denominado Pangea, hasta hace alrededor de 200 millones de años. Poco a poco la Pangea se fue separando, en un proceso al que se llamó deriva continental. A través del tiempo, esta separación originó cambios en la distribución de los continentes sobre la superficie terrestre.

Los mecanismos propuestos para explicar tal separación no fueron aceptados, y la teoría de Wegener perdió crédito entre los científicos. Sin embargo, con la teoría de tectónica de placas se explica la migración continental en una forma sencilla. En ésta se considera que la litosfera se divide en bloques llamados placas tectónicas, dentro de las cuales puede haber áreas de corteza continental (continente) y oceánica, las que, a su vez, tienen movimientos relativos entre sí. El continente se mueve, entonces, como un simple pasajero dentro de una placa de mayor espesor y tamaño, la cual se aleja o acerca a otras. Las placas se mueven a lo largo de tres tipos de límites:

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Dorsales oceánicas. Son los límites donde se separan las placas en direcciones opuestas y donde se genera material litosférico que permite el crecimiento de la placa. Este material litosférico se origina a partir del vulcanismo fisural o central que se presenta a lo largo de una cordillera submarina, o de aquel que se consolida y enfría a profundidad. Una dorsal relativamente cercana a Costa Rica es la dorsal de las Galápagos, donde se forman las placas Coco y Nazca.

Zonas de subducción. En estas zonas se destruye el material litosférico generado en las dorsales oceánicas, por lo que también se les denomina márgenes destructivas. La placa oceánica es más densa que la continental; por esta razón, se introduce por debajo de la continental, a suficiente profundidad dentro de la astenosfera para llegar a fundirse y pasar a formar parte de ella. En estas zonas, la actividad sísmica y volcánica es muy importante. El margen pacífico centroamericano es la zona donde la placa Coco se subduce bajo la placa Caribe.

Fallas transformadas. Son los límites en los cuales no se crea ni se destruye material litosférico; las placas se mueven horizontalmente unas respecto de las otras. En estas zonas se produce mucha actividad sísmica, pero no volcánica, Un ejemplo es la falla de San Andrés, en Estados Unidos. Otro ejemplo es la falla transformadora de Panamá, localizada al sur de la punta Burica, donde se generan sismos que a veces son percibidos en Costa Rica. Esta falla sirve de límite entre las placas Coco y Nazca.

El surgimiento de un territorio: el caso de Costa Rica

El nombre de Costa Rica se asocia en el ámbito mundial con la riqueza de su biodiversidad. Al territorio nacional se le ha denominado de diversas maneras: puente ístmico, corredor biológico, barrera natural, filtro biológico. Esta situación ha llamado la atención de investigadores y científicos de renombre internacional.

Para comprender la forma que actualmente tiene el territorio costarricense, es necesario tener en cuenta los diferentes procesos ocurridos en él, desde cambios en la corteza terrestre, provocados por fenómenos relacionados con la tectónica de placas, procesos orogénicos, desgaste, hundimiento y nuevos levantamientos, hasta cambios morfodinámicos y bioclimáticos, que paulatinamente fueron transformando la superficie y prepararon las condiciones ambientales para que las especies de flora y fauna se fueran adaptando a las nuevas características biogeográficas impuestas por el medio. Debido a la interacción de los procesos antes mencionados, el país se ha convertido en un verdadero laboratorio al aire libre, donde es posible estudiar la naturaleza in situ.

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Los procesos geológicos tienen gran importancia, ya que originan diferentes formas del modelado terrestre, y la ciencia de la geología permite ir descubriendo el origen y resultado de éstos. A continuación se comentan los diferentes procesos que dieron origen al surgimiento del territorio nacional desde el fondo del océano. Aunque la mayoría de ellos se dieron de modo simultáneo, para su mejor comprensión se presentarán por separado.

Cortés (1994) sostiene que hace más de 150 millones de años, América del Norte había alcanzado aproximadamente la forma que posee hoy en día. Sin embargo, probablemente como resultado de la deriva continental, la posición que ocupaba era otra. De acuerdo con Lloyd (1963) y Castillo (1984), hace 120 millones de años los territorios que habían emergido se prolongaban desde América del Norte hasta la América Central nuclear, es decir, hasta el área que hoy se conoce como la región central de Nicaragua. Esto permite suponer que el territorio costarricense inició su proceso de formación en esta época, que fue el último en emerger y que se extendió hasta el sector conocido como el Espolón de Panamá. En otras palabras, estos territorios se encontraban separados de América del Sur por un canal interoceánico, al que se denomina Canal Centroamericano, que sería la zona donde emergerían el sector sur de Nicaragua, toda Costa Rica y parte del norte de Panamá. Estos nuevos territorios se denominan el Orógeno Sur Centroamericano.

Durante el período Jurásico Superior, hace alrededor de 150 millones de años, se iniciaron en el fondo del mar los procesos que originaron la formación del territorio costarricense, mediante el choque e interacción de las placas tectónicas y el levantamiento posterior del fondo oceánico; es decir, se iniciaron los procesos tectónicos, volcánicos y orogenéticos responsables de la formación del relieve que caracteriza al país.

Fosa Mesoamericana

Entre el Jurásico y el Cretácico (hace aproximadamente entre 150 y 61 millones de años), debido a las fuertes presiones a que estuvo sometida la corteza oceánica desde el interior de la Tierra, se inició en el canal interoceánico una intensa actividad volcánica submarina. Se produjeron choques de placas y, como consecuencia inmediata se originó el proceso de subducción. Este dio origen a la Fosa Mesoamericana. Se conoce con el nombre de depresión o fosa tectónica a la línea de contacto o de colisión entre las placas. Estos procesos dieron lugar al levantamiento del fondo oceánico, del cual emergió posteriormente un archipiélago en forma de arco, constituido por algunas islas de origen volcánico.

De acuerdo con Mora (1981), la Fosa Mesoamericana se extiende desde las costas de México hasta la península de Osa, en Costa Rica. Alcanza sus mayores profundidades (6.500 m) entre el istmo de Tehuantepec y el golfo de Fonseca, y pierde profundidad en el territorio costarricense debido a dos factores: a) la colmatación de los sedimentos acarreados por los ríos, frente a la costa sur de Costa Rica, y b) el hecho de que, en este mismo sector, la placa Coco se encuentra interactuando con la Caribe, como resultado de los movimientos tectónicos orogenéticos y como consecuencia de esa situación, parte del territorio costarricense está emergiendo en forma lenta pero continua.

Proceso de subducción

Se conoce con el nombre de subducción el movimiento o fuerza que provoca que una placa -la más densa- se deslice y sumerja, en forma lenta pero constante, bajo la corteza oceánica. Esto genera una mayor presión por debajo de la otra placa -la menos densa- y permite el levantamiento de la plataforma continental marina. Estos movimientos se producen algunas veces en forma lenta y otras de modo violento. El área que emerge del fondo marino pasa a formar parte de los territorios continentales y queda expuesta a los procesos erosivos.

En Costa Rica la placa del Coco subduce bajo la del Caribe y genera liberación de energía, lo que provoca una serie de movimientos sísmicos en todo el territorio, algunos de ellos con magnitudes de consideración. Así sucedió en el caso del sismo de Alajuela, ocurrido el 22 de diciembre de 1990, que tuvo una magnitud de 5,5 en la escala de Richter, y en el de Limón, el 22 abril de 1991, cuya intensidad fue de 7,5.

En las zonas de mayor profundidad, el proceso de subducción origina una fuente de calor que permite que el magma que se encuentra en el interior de la Tierra sea empujado hacia la superficie. Cuando éste aflora a la corteza terrestre, origina los cordones montañosos volcánicos.

En otras palabras, y de acuerdo con Mora (1981) y Castillo (1984), la actividad tectónica y sísmica que se presenta en el territorio costarricense se origina en el margen pacífico, donde se localiza la zona de subducción. A partir de ésta, la placa Coco, de litosfera oceánica, se introduce bajo la placa Caribe, de litosfera continental en su borde oeste. Como las placas se mueven a una velocidad promedio de 10 cm por año, se producen sismos.

Según Peraldo y Montero (1994), la subducción también origina esfuerzos que se transmiten hacia el interior del territorio continental, ocasionando fallas y, consecuentemente, sismos. Esto ocurre sobre todo hacia los sectores central y sur del país, donde una montaña submarina, llamada el levantamiento de Coco, es empujada por la placa Coco hacia la zona de subducción, dando lugar a una compresión muy fuerte sobre este sector de la placa Caribe, localizada en el sector este de Costa Rica. A los temblores que se producen de esta manera se les denomina sismos interplaca y son generados por el movimiento de fricción entre las placas. Estos sismos tienen su origen en las zonas de cordilleras volcánicas, como es el caso de la cordillera de Talamanca, situada en el interior del territorio nacional con una profundidad que por lo general no excede los 30 km.

Cuando la placa Coco penetra en la astenosfera a profundidades mayores de 60 ó 70 km ocurren sismos intraplaca