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Anónimo

Lazarillo de Tormes
Primera y segunda partes

Créditos

ISBN rústica: 978-84-96290-68-6.

ISBN ebook: 978-84-9897-540-6.

Sumario

Créditos 4

Introducción 9

Las distintas ediciones del Lazarillo 9

El anónimo autor de la novela 10

Prólogo 13

Tratado primero. Cuenta Lázaro su vida y cuyo hijo fue 15

Tratado segundo. Cómo Lázaro se asentó con un clérigo, y de las cosas que con él pasó 27

Tratado tercero. Cómo Lázaro se asentó con un escudero y de lo que le acaeció con él 37

Tratado cuarto. Cómo Lázaro se asentó con un fraile de la Merced, y de lo que le acaeció con él 53

Tratado quinto. Cómo Lázaro se asentó con un buldero, y de las cosas que con él pasó 54

Tratado sexto. Cómo Lázaro se asentó con un capellán, y lo que con él pasó 62

Tratado séptimo. Cómo Lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con él 63

La segunda parte de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades 66

Privilegio 67

Capítulo I. En que da cuenta Lázaro de la amistad que tuvo en Toledo con unos tudescos, y lo que con ellos pasaba 69

Capítulo II. Cómo Lázaro, por importunación de amigos, se fue a embarcar para la guerra de Argel, y lo que allá le acaeció 71

Capítulo III. Cómo Lázaro de Tormes hecho atún salió de la cueva, y cómo le tomaron las centinelas de los atunes y lo llevaron ante el general 78

Capítulo IV. Cómo, después de haber Lázaro con todos los atunes entrado en la cueva, y no hallando a Lázaro sino a los vestidos, entraron tantos que se pensaron ahogar, y el remedio que Lázaro dio 84

Capítulo V. En que cuenta Lázaro el ruin pago que le dio el general de los atunes por su servicio, y de su amistad con el capitán Licio 88

Capítulo VI. En que cuenta Lázaro lo que al capitán Licio, su amigo, le aconteció en la corte con el gran capitán 94

Capítulo VII. Cómo, sabido por Lázaro la prisión de su amigo Licio, lo lloró mucho él y los demás, y lo que sobre ello se hizo 96

Capítulo VIII. De cómo Lázaro y sus atunes, puestos en orden, van a la corte con voluntad de libertar a Licio 99

Capítulo IX. Que contiene cómo Lázaro libró de la muerte a Licio, su amigo, y lo que más por él hizo 103

Capítulo X. Cómo recogiendo Lázaro todos los atunes, entraron en casa del traidor don Paver y allí le mataron 106

Capítulo XI. Cómo, pasado el alboroto del capitán Licio, Lázaro con sus atunes entraron en su consejo para ver lo que harían, y cómo enviaron su embajada al rey de los atunes 109

Capítulo XII. Cómo la señora capitana volvió otra vez al rey, y de la buena respuesta que trazo 113

Capítulo XIII. Cómo Lázaro asentó con el rey, y cómo fue muy su privado 116

Capítulo XIV. Cómo el rey y Licio determinaron de casar a Lázaro con la linda Luna, y se hizo el casamiento 120

Capítulo XV. Cómo andando Lázaro a caza en un bosque, perdido de los suyos, halló la Verdad 124

Capítulo XVI. Cómo, despedido Lázaro de la Verdad, yendo con las atunas a desovar, fue tomado en las redes y volvió a ser hombre 125

Capítulo XVII. Que cuenta la conversión hecha en Sevilla, en un cadalso, de Lázaro atún 128

Capítulo XVIII. Cómo Lázaro se vino a Salamanca, y la amistad y disputa que tuvo con el rector, y cómo se hubo con los estudiantes 133

Libros a la carta 139

Introducción

La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, está escrita en primera persona en estilo epistolar y narra las aventuras y desventuras de un pobre muchacho huérfano, Lázaro Gonzales Pérez, al que la vida le va a poner a prueba en multitud de ocasiones, por lo que deberá agudizar el ingenio para poder sobrevivir.

La obra es considerada precursora de la novela picaresca por elementos como el realismo, la narración en primera persona, la estructura itinerante entre varios amos y una ideología moralizante y pesimista.

Lazarillo de Tormes es un esbozo irónico y despiadado de la sociedad del momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre todo las de los clérigos y religiosos. Hay diferentes hipótesis sobre su autoría. Probablemente el autor fue simpatizante de las ideas erasmistas. Esto motivó que la Inquisición la prohibiera y que, más tarde, permitiera su publicación, una vez expurgada. La obra no volvió a ser publicada íntegramente hasta el siglo XIX.

Las distintas ediciones del Lazarillo

Las primeras ediciones del Lazarillo son nada menos que cuatro, todas del mismo año, 1554, todas diferentes y todas publicadas en distintos lugares. Los ejemplares que aún se conservan se editaron en Burgos (por Juan de Junta), Medina del Campo (por Mateo y Francisco Campo), Alcalá de Henares (por Salcedo) y Amberes (por Martín Nucio). Esta variedad de publicaciones hace pensar que habría una edición anterior cuyo éxito animó la aparición de las otras cuatro, coetáneas, incluso en tierras flamencas, como demuestra la de Amberes.

El texto de las cuatro ediciones de 1554 presenta algunas variantes y es preciso admitir, como hacen todos los estudiosos de la obra, que hubo al menos una edición anterior, si no más.

La edición que presentamos aquí es la de Alcalá de Henares, estampada por Salcedo: la versión de Alcalá es la que más difiere de las otras tres; presenta algunas interpolaciones que dilatan las aventuras de Lázaro y enfatizan aún más su tono satírico.

El anónimo autor de la novela

Una de las primeras teorías que se manejaron acerca del posible autor del Lazarillo de Tormes fue la del fraile jerónimo Juan de Ortega, en cuya celda se encontró uno de los ejemplares más antiguos de la obra, aunque ya algunos escritores del siglo XVII habían señalado a Diego Hurtado de Mendoza como el verdadero autor.

Otra de las hipótesis consideradas como más verosímiles durante muchos años fue la de que el autor del Lazarillo era el escritor toledano Sebastián de Horozco, debido a las similitudes entre la prosa de esta obra y la de sus escritos.

Durante los últimos años circuló como muy verosímil la investigación de la catedrática de Literatura Rosa Navarro, quien atribuía la obra a Alfonso de Valdés, secretario de cartas latinas del emperador Carlos V, quien murió víctima de la peste en Viena en 1532.

La última de las investigaciones sobre el autor del Lazarillo de Tormes se debe a un exhaustivo trabajo de la paleógrafa Mercedes Agulló, y viene a atribuir la autoría a Diego Hurtado de Mendoza.

En cambio, el crítico Francisco Rico señala que el verdadero nombre del autor «sigue ocultándosenos, y es de temer que sin remedio». Porque, en rigor, añade Rico, el Lazarillo «no es tanto un libro anónimo, de pluma ignorada, como, más propiamente, un libro apócrifo, atribuido a un falso autor, el propio protagonista».

Mozo de muchos amos

El Lazarillo de Tormes, tal y como hoy lo conocemos, se estructura externamente mediante un prólogo y siete tratados. Sin embargo, dicha división debió de ser establecida por los editores de la obra, no por el autor, dado que en algún caso no se da una relación coherente entre el título y el contenido del tratado.

Lázaro inicia el prólogo justificando el propósito de la obra, que es el de narrar «cosas tan señaladas y por ventura nunca oídas ni vistas que deben llegar a noticia de muchos y no enterrarse en la sepultura del olvido». El narrador explica la historia como si fuera una carta dirigida a una persona, llamada «Vuestra Merced».

A continuación, el relato se estructura en siete tratados de extensión desigual que narran la historia de Lázaro de forma lineal desde su infancia hasta el momento en que Lázaro escribe la carta, siendo ya adulto. Se trata, por tanto, de una narración abierta que admite posibles continuaciones.
A lo largo de los siete tratados se narran las aventuras y vivencias de Lázaro, que sirve a varios amos de los que aprende a cómo sobrevivir. De esta manera la novela contará en primera persona la vida de un mozo de servicio, que pasa de amo en amo, durante su infancia y juventud.

Prólogo

Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y, a los que no ahondaren tanto, los deleite. Y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello. Y así vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto para que ninguna cosa se debería romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de ella algún fruto. Porque, si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus obras y, si hay de qué, se las alaben. Y, a este propósito, dice Tulio: «La honra cría las artes».

¿Quién piensa que el soldado que es primero del escala tiene más aborrecido el vivir? No por cierto; mas el deseo de alabanza le hace ponerse al peligro; y así en las artes y letras es lo mismo. Predica muy bien el presentado y es hombre que desea mucho el provecho de las ánimas; mas pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: «¡Oh, qué maravillosamente lo ha hecho vuestra reverencia!». Justó muy ruinmente el señor don Fulano, y dio el sayete de armas al truhán, porque le loaba de haber llevado muy buenas lanzas: ¿qué hiciera si fuera verdad?

Y todo va de esta manera: que, confesando yo no ser más santo que mis vecinos, de esta nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesará que hayan parte y se huelguen con ello todos los que en ella algún gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades.

Suplico a vuestra merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues vuestra merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parecióme no tomarle por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto.